Inteligencia nutricional

Cómo cambiar el discurso mental que tienes sobre los alimentos y la alimentación para ser feliz comiendo sano. Profundamente, desde el inconsciente.

Experimentando otro lenguaje. Que no diciéndote otro leguaje. No es decir otro lenguaje. Es hacer otro leguaje y/o sentir otro lenguaje.

Experimentando otro lenguaje. Esa es la respuesta a cómo cambiar el discurso mental que tienes sobre los alimentos para ser feliz comiendo sano y que sea profundamente y desde el inconsciente. Luego te indicaré como experimentarlo de manera concreta.

Y digo para ser feliz comiendo sano porque conozco a mucha gente que no es feliz comiendo sano. Que sufre. Sufre porque le gustaría poder comer de otra manera y no engordar. Sufre porque no come todo lo que quisiera. Sufre porque come con ansia viva. Sufre porque todo lo arregla y lo desarregla comiendo.

Y yo te digo que ser feliz comiendo sano es posible. Pero hay que cambiar el discurso mental que tenemos sobre los alimentos y la alimentación. Y no vale cambiar el discurso de manera superficial y repitiendo algo nuevo que yo te diga como los loros. Tiene que ser cambiar el lenguaje del interior de tu mente profundamente y desde el inconsciente. Tienes que crear tu propio discurso mediante nuevas experiencias concretas y reales. Empezar a vivir la alimentación desde otro lugar para poder hablar y pensar la alimentación desde otra perspectiva.

El discurso mental de serie que tenemos sobre los alimentos y sobre la alimentación es el discurso social que ha triunfado en las últimas tres décadas. Es el discurso que hemos vivido y aprendido sin darnos cuenta cuando hemos crecido y cuando hemos ido asimilando lo que nos rodeaba.

Hemos crecido con:

Cuando te termines esto te doy lo otro. Siendo esto el puré de verduras y lo otro las natillas de chocolate. Y por tanto, siendo el puré de verduras un castigo para obtener el premio de las natillas de chocolate.

Todo lo rico engorda.

No puedo comer esto o lo otro porque engorda pero es lo que más me gusta.

El plátano engorda. Y es la única fruta que me gusta (¿Por qué crees que el plátano es la fruta que estadísticamente más gusta a la población? Pues porque es la fruta prohibida)

La piña es de dieta.

La dieta es un sufrimiento.

Haciendo dieta se pasa mucha hambre.

El lunes empiezo.

Hay que compensar la pizza.

No debo saltarme la dieta.

Hay que comer menos.

Se puede comer toda la sandía que se quiera porque es agua.

E infinidad de afirmaciones del estilo…

Así que, este es lenguaje y el discurso que tenemos en nuestra mente sobre:

SOBRE LOS ALIMENTOS.

Lamentablemente con lo único que nos hemos quedado es con que si esto engorda no se puede comer y con que si esto es de dieta yo no quiero comerlo porque qué hambre y qué asco. Lo alimentos, por tanto, se dividen en los que engordan y quiero pero no puedo y los que son de dieta y puedo pero no quiero.

Fíjate en tus pensamientos en alto o en tus pensamientos en bajo, porque probablemente si estás leyendo esto tu lenguaje con respecto a los alimentos sea ese.

LOS QUE ENGORDAN Y QUIERO PERO NO PUEDO.

LOS QUE SON DE DIETA Y PUEDO PERO NO QUIERO.

Los primeros son los ricos. Con los únicos que tenemos asociaciones positivas. Pero la cara oculta es que engordan. Disonancia.

Los segundos son los malos. Con los únicos que tenemos asociaciones negativas. Pero el otro lado de la luna es que nos convienen para cuidar la línea, estar sanos y todo eso. Disonancia.

Y en medio de una disonancia cognitiva no se puede vivir tranquilos. Siempre hay lucha.

¿Están ahí, verdad?

Pues no estás aprovechando el poder que tienen los alimentos sobre nuestro cuerpo y sobre nuestra mente. Hay que hablar de los alimentos en lenguaje micronutrientes.

Hay que dejar a un lado catalogación es: engorda o no engorda; puedo o no puedo: debo o no debo.

Para cambiar este lenguaje desde el inconsciente:

Qué diferente sería si desde niños no nos hubieran prohibido determinados alimentos y se hubiesen vivido con naturalidad en las ocasiones que se presentaran sin hacerlos presentes en nuestro día a día. Es decir comer tarta de chocolate en un cumple naturalmente y sin prohibir el chocolate en casa pero sin crear el hábito de tener chocolate en casa. Desaparecería el ansia por el chocolate. Que diferente hubiera sido si no te hubieran dicho comete el puré de verduras y te doy el chocolate. No estaríamos premiándonos todo el rato con el chocolate. Qué diferente hubiera sido que nos hubieran enseñado inteligencia emocional, que hubiesen llorado con nosotros y no nos hubiesen dicho no se llora o no seas llorona. No hubiésemos necesitado comer chocolate para desahogarnos. Y qué diferente hubiera sido si en lugar de haber convivido con el chocolate con leche y azúcar y todos los sucedáneos que son de todo menos chocolate hubiésemos convivido con el cacao puro. Qué ahora nos encantaría el sabor amargo. Y qué diferente hubiera sido si no nos hubiésemos referido al chocolate con que es pecado y engorda y sin embargo hubiésemos tenido presente el chocolate puro refiriéndonos al él con que tiene gran cantidad de hierro para prevenir la anemia en mujeres de edad fértil y contiene teobromina que estimula la actividad de nuestro cerebro. Qué diferente. Sabríamos que podríamos comer tranquilamente cada día con multitud de beneficios. El puro. Y no tendría sobre nosotros ninguna influencia el poder adictivo del azúcar que te hace comerte una tableta y querer otra y el que te hace decir que no te gusta el chocolate puro que no sabe a nada. Pues sabe a cacao.

Hay que empezar a hablar de los alimentos desde otro lugar y experimentar esas propiedades en nuestro cuerpo. Engorda o no es un lenguaje hostil. Y también es simplista. Deja bastante que desear. Un alimento ya sea sano o insano no tiene ese poder por sí solo. Sin embargo, tal o cual alimento me aporta esto o aquello es un lenguaje inteligente lleno de conocimiento y amable.

Por ejemplo:

EL PLÁTANO.

El plátano engorda. El plátano no porque engorda. El plátano es la única fruta que me gusta porque no es dieta. El plátano por la noche es un pecado.

Cambiarlo por:

El plátano me aporta triptófano que es precursor de la serotonina que es hormona de la felicidad y puede ser un alimento aliado para los días premenstruales en los que esta hormona disminuye de manera natural en el cuerpo. Para subirla y mantener un buen estado de ánimo.

Y no solo cambiarlo sino experimentarlo. Comer plátano en premenstruación y notar cómo te sube el ánimo. Y comprobar con tus propios ojos que no engordas por comerte un plátano cada día si es una fruta que te gusta o simplemente por comprobarlo y dejar de tenerle pánico. Dejar de tener limitaciones.

LA PIÑA.

La piña adelgaza. La dieta de la piña. La piña purifica. La piña es de dieta. Puedo comer toda la piña que quiera porque no engorda. La piña elimina líquidos. Solo como piña cuando quiero adelgazar. Rechazo cualquier preparación culinaria que lleve piña porque eso es dieta y yo no estoy a dieta u odio estar a dieta.

Cambiarlo por:

La piña me aporta gran cantidad de agua y antioxidantes un combo ideal para el verano cuando estoy más expuesta al sol. La piña es la única fruta que contiene bromelina, una sustancia que favorece la digestión de las proteínas y la absorción de sus aminoáciodos por lo que sería ideal como postre para aligerar la digestión antes de volverse a dar otro chapuzón. Además contiene gran cantidad de agua y antioxidantes un combo ideal para tomar el sol mientras hacemos esa digestión sin deshidratarnos y evitanto el envejecimiento debido a la oxidación de la piel.

Y no solo cambiarlo, sino experimentarlo. Comer un par de rodajitas de postre en lugar de cualquier otra cosa después de comer el sándwich que nos llevamos en la cesta nevera a la piscina. Y notar que no existe después la misma pesadez que si tomaras un plátano de postre. Cada cosa es para lo que es según sus propiedades. Y notar que la piel no se reseca tanto como otros veranos en los que no seguiste un hábito como ese. Comer piña de postre en la piscina antes de tomar el sol.

Ojala un día se conozca a cada alimento con el apellido de que propiedad aportan los micronutrientes que contiene y no si engorda o no. Ningún alimento por si solo engorda o no. Lo que engorda es el mal entendimiento de la nutrición y de la alimentación y el ansia viva que genera hablar así de los alimentos.

SOBRE LA ALIMENTACIÓN O EL COMPORTAMIENTO ALIMENTARIO.

Y no sólo está el lenguaje que usamos con respecto a los alimentos. Luego está el lenguaje que usamos con respecto a nuestra alimentación y a determinados comportamientos alimentarios.

ESTOY A DIETA

Cada vez que una persona acude a mí diciendo quiero adelgazar y estoy harta de estar toda mi vida a dieta y de las dietas, lo primero que le pregunto es: ¿Qué es para ti estar a dieta? Y obtengo respuestas del tipo: Para mí estar a dieta es tener que quitarme el pan, o no merendar un café con un dulce por la tarde, o tener que comer una fruta por la tarde, o no comer pasta cada semana, o qué me digan unas amigas ir a cenar y tener que decir que no porque si no estropeo el trabajo de toda la semana.

Ese tipo de cosas son las que hacen que esas personas se SIENTAN A DIETA, y lo pongo en mayúsculas porque no es lo mismo SENTIRSE A DIETA que ESTAR A DIETA. Puedes ESTAR A DIETA SIN SENTIRTE A DIETA. Y eso, es lo que yo busco.

Es muy hipócrita simplemente quedarse en un: NO ES ESTAR A DIETA ES COMER SANO. Eso es un error, puedes comer sano y sentirte a dieta. Y eso sería el mismo fracaso, te llevaría al mismo estado de frustración y no conseguirías resultados diferentes.

No hay que tener miedo a llamar a las cosas por su nombre. Si, estoy a dieta pero no me siento a dieta. Porque es evidente que en todos los casos es necesario un cambio de hábitos. Llámalo como quieras. Me da exactamente igual, pero si te sientes a dieta, estás perdida.

Precisamente a eso me refiero con que hay que cambiar el lenguaje profundamente y desde el inconsciente y no de manera superficial que no serviría para nada. C

Hay que cambiar el estoy a dieta por NO ME SIENTO A DIETA respetando e integrando en tus nuevos hábitos las cosas que te hacen sentirte a dieta para dejar de hacerlo de manera genuina y desde el inconsciente. Tienes que demostrarte a ti misma y mediante tu propia experiencia que puedes hacer esas cosas que te hacen sentir a dieta, no sentirte a dieta y por supuesto adelgazar.

Si simplemente te engañas a ti misma diciendo no yo no estoy a dieta estoy comiendo sano y siguiendo un estilo de vida sano para siempre. Te digo yo, que no será para siempre. Si tu inconsciente se siente a dieta, no será para siempre.

Porque puedes engañarte a ti misma. Pero no puedes engañar a tu inconsciente.

No basta con cambiarle el nombre a las cosas. Realmente tienen que ser cosas diferentes. Me da igual llamarlo estilo de vida para siempre que dieta, sufro. Me dijo una de las mujeres a las que acompaño. Esto es real. NO VALE REPETIRSE COMO A LOS LOROS NO ESTAS A DIETA, NO ESTAS A DIETA. ES UN ESTILO DE VIDA SALUDABLE PARA SIEMPRE.

Dieta no es malo. No lo es. La clave es la percepción. Un mismo acto hecho desde dos lugares diferente, es decir, percibidos diferente y dándole un enfoque diferente te harán sentir de una manera o de otra. Te harán sentir en paz o en guerra.

TENGO QUE COMPENSAR

Compensar no está mal. Compensar es perfecto. Compensar hace que volvamos al equilibrio. Necesitamos equilibrio.

Ahora bien, compensar desde el castigo o el trauma es contraproducente. Crea ansia y deseo desmesurado. Hay que compensar desde el mimo para dar descanso a tu cuerpo y no saturarte, hay que compensar desde la escucha al cuerpo.

Compensar desde el castigo, el trauma o el drama es lo típico de como hoy he ido a un cumpleaños por la tarde y he comido tarta y chucherías no puedo cenar nada, pobrecita de mí. Es lo típico de ir a un restaurante para comer y no poder cenar nada, pobrecita de mí porque engordo y eso es lo peor del mundo o por mis narices hoy ceno nada que por nada del mundo voy a engordar. Es lo de he pecado comiendo entremeses, croquetas, tarta, pastas y esta noche tengo que recortarme. Me he pasado con la pizza esta noche y mañana todo el día a piña hasta que no aguanto más y por la noche y arraso con el bote de helado. La compensación es fallida y mañana vuelta a empezar. Este no es el enfoque. No lo es simplemente porque no funciona porque consigue el efecto contrario del que pretende y cronifica la ineficaz compensación desde la mente.

NO HAY QUE COMPENSAR DESDE LA MENTE, HAY QUE COMPENSAR DESDE EL CUERPO.

Hay que aprender de los niños que todavía escuchan muy bien a su cuerpo y no se dejan contaminar por la mente. Ojalá eso no se perdiera. Pero se pierde. Pero se puede volver a recuperar.

YO NO DIRÍA TANTO ES COMPENSAR SINO ES DAR DESCANSO A MI CUERPO. AUNQUE DA IGUAL COMO LO LLAMES SI DESDE EL INCONSCIENTE SIENTES QUE ES DAR DESCANSO A TU CUERPO.

¿Cómo se consigue? Lleva tiempo, pero en la próxima oportunidad que pienses tengo que compensar, intenta bajar a el cuerpo. Respira un poco. Siente que el aire solo puede llegar hasta el pecho, que no puede bajar hasta el estómago porque está saturado de comida. Date espacio. Da espacio a tu cuerpo hasta que el aire pueda fluir libremente y sin suspiros hasta el estómago. Llevará horas. Espera a tener un hueco. A tener necesidad física de comer. Ese será el momento de empezar con algo de comida de nuevo. Te sentirás muy renovada. Sentirás satisfacción al volver a comer. Todo lo contrario a lo que hubieras sentido si hubieses seguido comiendo cuando tu respiración solo podía llegar al pecho.

Una vez has hecho esto varias veces desde el respeto a tu cuerpo y desde el mimo entenderás que no es que no puedas cenar. Es que imagínate si después de trabajar tuvieras que meterte otras ocho en lugar de irte a descansar a casa. Necesitas irte a descansar a casa. Nada más. Y mañana, será otro día. Así de simple que no sencillo al principio. Pero solo es hasta que cojas el hábito que lo harás de manera automática y sin nada de drama. Lo harás de manera natural desde tu naturaleza, desde la escucha al cuerpo.

Aun así, en casos de adicción al dulce, a la sal o de descontrol emocional es difícil bajar de la mente al cuerpo. Habría que trabajar estos temas conjuntamente. Por ejemplo, cuando se tiene adicción a la azúcar se suele decir el cuerpo me pide dulce; y no es el cuerpo, es la mente, el cuerpo no te va a pedir comer chocolate con azúcar media hora después de estar bien comida con las lentejas y el melón. O por ejemplo cuando se lleva una gran culpa o pesar por haberse pasado durante esa comida en la que no te deberías haber pasado y por la noche en casa te desbordas emocionalmente diciendo de perdidos al río ya en septiembre empiezo a hacer dieta. Es la culpa la que hay que saber manejar. Ambos ejemplos son otras historias en las que no voy a centrarme aquí.

Pero el concepto de compensar desde el descanso y la escucha al cuerpo es ese. Hay que dejar de compensar desde el castigo, el trauma o el drama.

RECUERDA, ES DARSE UN RESPIRO.

PUEDO ESTO O NO PUEDO AQUELLO

Poderse se puede todo.

Cuando digo a las personas a las que acompaño que se puede hacer todo no estoy dando permiso. Nada más lejos de la realidad. Yo no tengo el poder de dar permiso a nadie. Me preguntan si puedo comer esto o lo otro y cuánto puedo comer de esto o la otro.  Y yo digo: Partiendo de que se puede todo, qué es lo que tú quieres hacer.

CAMBIA QUERER POR PODER. QUIERO ESTO O NO QUIERO ESTO OTRO EN LUGAR DE PUEDO ESTO O NO PUEDO ESTO OTRO. Con estos verbos, el inconsciente no tiene poder de interpretación. Quiero o no quiero es decisión, punto. Puedo o no puedo es mucho más complejo y delicado, yo no lo pronunciaría.

Bien,

Pero lo siguiente que me decís es: Si puedo todo me da miedo querer hacerlo todo. Porque si hago todo lo que quiero engordaré. Entiendo ese miedo. Lo que ocurre es que poder todo significa comer los alimentos prohibidos no comer SOLO los alimentos prohibidos. Pero es normal irse al extremo. Nadie te ha enseñado a integrarlos en una alimentación inteligente nutricionalmente. Y es posible hacerlo todo. Pero no todo junto sino integrándolo en una alimentación buena nutricionalmente y gustosa para ti. Además es necesario que experimentes que compruebes mediante experiencias concretas que integrando este alimento al que tanto miedo le tienes no pasa nada, no engordarás. Eso depende de mucho más.

Otra cosa es el típico: QUIERO PERO NO PUEDO. Y voy desmontártelo.

QUIERO HELADO PERO NO PUEDO PORQUE ENGORDA.

Es muy distinto a:

HOY QUIERO HELADO. LO INTEGRO. ELIJO NO COMER HELADO TODOS LOS DÍAS A LA MISMA HORA PORQUE NO QUIERO CREAR EL HÁBITO DE COMER HELADO. ESTE HÁBITO EN ESTE MOMENTO NO ME APORTA LO SUFICIENTE COMO PARA DECIDIR ESTABLECERLO.

Y ojo, hay que comer helado algún día. No vale, puedo comer helado de boquillas y luego en tu interior te dices es mejor que no comas helado. Eso para tu inconsciente es: NO PUEDES COMER HELADO.

Vivo a dieta como algo traumático o vivo a dieta como algo placentero e inteligente. Vivir a dieta es un sentimiento. Vivir puedo esto y no puedo lo otro por estar a dieta como algo traumático o vivir quiero estoy y no quiero lo otro como algo placentero e inteligente. Está claro que hay que poner límites. Pero tus límites. Desde la responsabilidad y no desde el victimismo. Desde el conocimiento de la biología, la nutrición y de mi misma. Esto solo es posible cuando las emociones negativas se aprender a gestionar sin comida y cuando el ansia por la comida o por las cosas prohibidas disminuye permitiéndose esos alimentos pero sin perderte en ellos. Sin perder la libertad tener que permitirte siempre. Pero permitiéndose para no tener ansia viva por comer en general y por algunos alimentos en particular.

SALTARSE LA DIETA

Saltarse la dieta, un clásico.

Y tampoco podemos engañarnos diciendo que NO ES UNA DIETA QUE SOLO ES UN MENÚ SALUDABLE si no puedes saltártelo en calma. Sin culpa. Si solo puede hacer alguna cosa mal el fin de semana. Si solo te lo saltas con cosas insanas. Así da igual cómo lo llames. ESO ES CAMBIAR EL LENGUAJE DE MANERA SUPERFICIAL. Y eso no funciona. Lo siento, no funciona.

A mí me gusta llamarlo propuesta, pero tiene que ser una propuesta dónde incluyamos cosas sanas y cosas insanas y donde sea obligatorio saltársela con cosas sanas y con cosas insanas. Esto es muy diferente a lo anterior. Esto tiene las ventajas de la claridad, la organización y la tranquilidad. Esto es utilizar la psicología humana de manera inteligente.

Sin buenos ni malos. DARÍA IGUAL LLAMARLO PROPUESTA QUE DIETA O MENÚ SI ES MEJOR SI ES MEJOR NO SALTÁRSELA Y SI CUANDO TE LA SALTAS SOLO ES CON COSAS INSANAS Y NORMALMENTE EL FIN DE SEMANA. Eso es lo de siempre con otro nombre. Eso es psicología barata. Es engañarse a una misma.

Y Daría igual cambiar propuesta por dieta si es obligatorio saltársela con cosas sanas y con cosas insanas entre semana y si incluye cosas sanas y cosas insanas. DE HECHO YO LO LLAMO DIETA TAMBIÉN. PERO PARA NO CONFUNDIROS ME GUSTA LLAMARLA PROPUESTA PARA VOSOTRAS. Con otro nombre es más fácil integrar un nuevo concepto.

YO SE LO QUE TENGO QUE HACER PERO NO LO HAGO.

Cuestiónate eso, quizás no sepas lo que tienes que hacer. El conocimiento con respecto a temas nutricionales y la manera de abordar el tema de adelgazar, está avanzando muchísimo. Además hay mucha desinformación e intrusismo profesional. LEER TAMBIÉN ES CREAR UN NUEVO LENGUAJE SI SE INTEGRA EL CONOCIMIENTO QUE HAY PLASMADO EN ESOS LIBROS. O CONSULTAR AL PROFESIONAL ADECUADO.

A mí llegan muchas personas que me dicen: No, si yo sé lo que tengo que hacer. Pero luego no lo hago. Quizás no sepas lo que tienes que hacer. Para eso estamos aquí y si lo necesitas puedes escribirme a: quieroser@ingenierademivida.com para reservar tus sesiones online personalizadas.

EN RESUMEN:

Para ser feliz comiendo sano hay que cambiar el discurso mental y hacer que tu inconsciente se lo crea. Y solo se lo creerá experimentando nuevas experiencias concretas y desmostrándole que es verdadero este nuevo discurso y mentira el anterior.

Para ser feliz comiendo sano hay que pasar de un lenguaje hostil a un lenguaje amable. Tanto interno consciente (lo que pensamos) como interno inconsciente (lo que sentimos) y también externo (lo que decimos).  Hay que pasar a un lenguaje más inteligente.

EL LENGUAJE NO SE CAMBIA SIMPLEMENTE REPITIÉNDOTE OTRO. SE CAMBIA EXPERIMENTANDO OTRO. A VECES INCLUSO CON LAS MISMAS PALABRAS.

A través de la experiencia concreta, a través de ser consciente de vivir ejemplos concretos de manera diferente, desde otro lugar. Con consecuencias emocionales diferente. El hecho puede ser el mimo pero la vivencia y la percepción completamente diferente desde un lugar u otro. Con el lenguaje. No basta con repetir y repetir. Tienes que creértelo. Y para creer algo tienes que verlo con tus propios ojos. Vivirlo en tus propias carnes.

Atentamente,

Eva.

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Te digo cómo integrar lo insano en una línea base sana sin engordar y sin remordimientos. Y disfruta de verano.

Se acerca el verano y con él infinidad de ocasiones para pasarse o para saltarse la dieta. O el estilo de vida saludable. Llámalo como quieras. E independientemente de esto, en todas las estaciones del año a todos nos gusta pecar o dejar a un lado nuestra alimentación sana. Llámalo como quieras. Aunque nos encante llevar una alimentación sana.

Además, a nadie nos gustan las consecuencias físicas que pueda tener esto. El consumir cosas insanas. El guarreteo. Como por ejemplo la resaca que sentiremos si se trata de un episodio puntual o la inflamación y grasa localizada si son episodios frecuentes.

De todas formas, te recomiendo hacerlo. Te recomiendo saltarte la dieta. Porque es bueno para tu salud mental. Descargar la tensión de vez en cuando sin dejar acumular demasiada y vivir en distensión.

Y te daré las claves para hacerlo de manera inteligente. Para encontrar ese punto de equilibrio en el que no dañes ni tu salud física, ni tu salud mental.

Y todos contentos.

Así que en este mes de mayo voy a enseñarte a integrar los alimentos insanos que tanto te gustan en tu alimentación sin que por ello, en su conjunto, deje de ser sana. Voy a enseñarte mediante ejemplos concretos la manera de introducir esos alimentos insanos de los que no quieres prescindir. De los que no estas dispuesta a prescindir por tu salud mental y por el placer tan intenso que estos provocan.

Y quiero enseñarte a hacerlo porque quiero que dejes de sentir la culpa que llega tras comerlos y que dejes de sentir la lucha de lo como o no lo como o quiero pero no puedo o debo. También quiero que dejes de experimentar el me los prohíbo porque no debo hasta que exploto y como lo que sea sin mesura. O que dejes de experimentar el me desborda el deseo y me pongo hasta atrás debido a un periodo de represión. Quiero que vivas con tranquilidad el no comerlo y el comerlo. Y para ello hay que considerar estos alimentos insanos como una posibilidad y experimentar esa posibilidad sin que abarque la mayor parte de tu alimentación. Con toquecitos de comida insana. Si abarcara la mayor parte de tu alimentación te resentirías físicamente tanto a corto como a largo plazo. Sensación de saturación y pesadez abdominal, inflamación, falta de energía…. Esto a corto plazo, a largo plazo ni te cuento. Pero si intentas no comerlos nunca para no perjudicarte físicamente por todo esto que digo o simplemente porque engordan, acabarás comiéndolos en mayor cantidad y frecuencia por un fenómeno psicológico que se conoce como reactancia y te perjudicarás más y engordarás más. Prohibirse es contraproducente. La reactancia es no puedes hacerlo, pues por mis narices lo hago.

Quiero enseñarte a romper este patrón y a integrarlos en tu alimentación para que las consecuencias negativas se disuelvan y para que paradójicamente la posibilidad de hacerlo te haga hacerlo con menos frecuencia y en menos cantidad sin darte ni cuenta. Y para que dejes de comerlo deprisa, con ansia y con culpa.  Y al menos, que merezca la pena y los disfrutes.

A todos nos gusta sentirnos ligeros y sin la pesadez que nos da desmadrarnos comiendo de guarreteo a todas horas y sin filtro. Por eso quiero enseñarte esto, para que deleites con placer a tu mente sin hacer sufrir a tu cuerpo.

Quiero que aprendas a vivir con ellos porque es imposible aislarse de ellos. No quiero que te asfixies. Para ello voy a compartirte ejemplos de situaciones reales muy concretas. Te hablaré de una serie de ejemplos muy comunes que me encuentro mucho pero se podría hablar de integrar cualquier cosa. Pero hay que hacerlo de manera inteligente. Integrar es: no tendrás consecuencia físicas y no te sentirás a dieta. Incluso podrías adelgazar si es que eso es lo que quieres o lo que te conviene.

Vamos a ello:

Bollería para desayunar.

El otro día fui a una cafetería donde me gusta ir a leer y me comí un croissant recién hecho acompañado de un café con leche. Me supo a gloria. Esto es una manera de mimarse. Miré las posibilidades que había y pensé si alguna merecía la pena. Esa es la que elegí. Tenía antojo de croissant hace tiempo. Esto me lo dijo la semana pasada una de las chicas que realiza sesiones personalizadas. No todas las mañanas voy a la cafetería. Además, me dijo: Si no me hubiese gustado nada, no hubiese cogido nada. Me he dado cuenta que para satisfacer un antojo solo vale comer eso concreto que tienes de antojo. Si hubiese comido una napolitana de crema no hubiera satisfecho mi antojo y seguiría con él. No hubiese merecido la pena tomar la napolitana de crema. Hubiese disfrutado de un café solo y en cualquier otro momento que hubiese tenido la oportunidad hubiese comido el croissant. También me dijo: antes de haber tenido estas conversaciones de psicoalimentación contigo me hubiese comido la napolitana con ansia sin pensarlo dos veces y sin preguntarme si era lo que quería. Y con remordimientos. Además, luego hubiese estado todo el día ansiosa picoteando hasta acabar buscando por todas las tiendas un croissant hasta encontrarlo. Hoy lo vivo con calma, ya se dará el momento.

Todas las opciones insanas son malas para el cuerpo. Así que, ¿Hay alguna que me merezca la pena en este momento? Si es que sí la elijo. Si es que no, la rechazo.

Y el resto del día pues lo vivirás con calma y sin pensar en compensar o dejar de compensar. Al final aunque por supuesto en nutrientes no es lo mismo ni por asomo, en kilocalorías probablemente sea lo mismo que un yogurt super sano con avena y almendras. También te digo que probablemente el café y el croissant que será bastante refinado tendrían una digestión mucho más rápida y quizás te entrara hambre antes que con la proteína y fibra de la opción nutritiva. O quizás no porque la psicología es muy poderosa y mentalmente te habrás nutrido con la opción excepcional del croissant. Mañana será otro día.

Además a la hora de comer un antojo insano por ejemplo el croissant que comió esta chica, es muy importante que conozcas una sensación que puede aparecer y que es muy normal. Quizás cuando acabes el último bocado pienses: me comería otro. Pero esa sensación se va en un momento. Aunque te comieras otro y otro y otro, al final tendrías que acabar lidiando con esa sensación y después de cuatro ya si tendríamos que asumir otras consecuencias negativas. El me comería otro es normal. Tranquila, te comerás otro en otro momento. Solo es la sensación adictiva que provoca el azúcar.

Hablando de antojos, tengo que decirte que aunque sea un antojo de algo sano solo se satisface con eso concreto que tienes en la mente, cuanto antes lo hagas mejor. Es lo que ocurre por ejemplo cuando te tocan judías verdes porque es lo que pone en la dieta pero tú lo que quieres ese día son alcachofas. Por muchas judías verdes que comieras nunca estarías satisfecha y tendrías la sensación de represión ya que ha sido algo impuesto y no elegido. Es uno de los contras de tener un Plan preestablecido y no ir improvisando según apetencia.

Pasta con nata para comer.

Te contaré una manera de integrarla.

Imagina un día así: 1 par de albaricoques para desayunar, pasta con nata y nuez moscada para comer, unos pistachos con un par de onzas de chocolate negro para merendar y un plato de ensalada de brotes de espinacas con kiwi, fresas, aguacate, pipas de calabaza, pipas de girasol, semillas de sésamo aliñada con vinagre de Módena y aceite de oliva. Imagina un día así pensando que es perfecto disfrutar de un plato de pasta con nata sin que haya ninguna consecuencia negativa para tu cuerpo por lo bien integrado que está y con la tranquilidad de la mente porque puede permitirse ese placer sin remordimientos y sin culpa. Y observando que el peso está encaminado. Porque señoritas y señoras, no puedo dejar de hablar del peso cuando es lo que os trae por la calle de la amargura. Que no es lo más importante, no. Que es importante, si. Y no podemos hacer que la palabra peso se vuelva tabú. Simplemente hay que tratarla como una palabra más. Sin darle de más de importancia. Sin darle de menso de importancia.

Este día es un día real de la alimentación de una de las chicas que hace sesiones conmigo. Le encanta la pasta y a la vez tiene miedo de engordar por comer pasta. Ella misma me dijo un día: me he dado cuenta que comer pasta un día no convierte la alimentación de ese día en insana y me he dado cuenta que incluirla no hace que engorde o deje de engordar.

Pero imagina comer pasta pensando que la tienes prohibida. Imagina cuánta cantidad comerías, probablemente un plato gigante hasta sentirte incómodamente llena porque después a saber cuando supuestamente volverás. Y como lo comerás, probablemente muy rápido, con ansia, como si no hubiera un mañana y como si te lo fueran a quitar del plato. También imagina que pasarás el resto del día angustiada pensando que has hecho algo que no debiste hacer. E imagina qué comerás el resto del día teniendo que soportar pensamientos del tipo: ya de perdidos al río o el lunes empiezo que te harán comer mucho y mal el resto del día sin disfrutar. Quizás como un castigo inconsciente enmascarado como hedonismo o necesidad de placer inmediato para evitar sentir dolor emocional y que acentúa ese dolor emocional. Esto es lo que no puedo puede ser. Por eso quiero que te grabes en la mente la palabra INTEGRAR. Y es un arte que hay que aprender.

Sin entrar en si la pasta o la nata son sanas o no. Pero es lo que comúnmente se piensa porque se ha repetido hasta la saciedad. Lo primero que se ha quitado siempre en una dieta es la pasta, el pan, el arroz, la patata porque son hidratos de carbono y los hidratos de carbono engordan y son malos. Otra de las cosas que se ha hecho siempre cuando querías estar a dieta era pasar de lácteos con nata a lácteos sin nada. Así que la nata engorda y es mala. Pero esto, es muy simplista. CONOCIMIENTO Y EXPANDIR LA MENTE ES LO QUE SE NECESITA.

Chocolate después de comer.

Decimos que somos animales de costumbres. Y la persona que siempre come un trozo de chocolate después de comer tiene una costumbre. Simplemente una costumbre, un hábito. Si tienes días duros mentalmente y te recarga ese pequeño placer para soportar el resto del día, perfecto. Lo haría con chocolate negro de 90%. Además de que no aporta azúcar ni es adictivo para que en vez de una onza quieras otra y otra, te aportará vitaminas y minerales. Tampoco tendrías la ansiedad por comerte una tableta porque ya lo comes todos los días. Incluso si algún tuviera las ganas de comerme una tableta de chocolate entera, lo que haría sería comérmela directamente y ahorrarme la comida. Es decir no comería ese día. El chocolate sería mi comida y quedaría bien satisfecha. 

Café con algo dulce para merendar.

Parece que no existe más allá de esto. Nuestra mente tiene visión túnel. Y cuando digo esto la gente se me pone a la defensiva. Porque piensan que quiero quitarles su libertad. Y cada uno es libre de hacerlo o no. A mí me da exactamente igual. Es perfecto si lo haces. Pero si tienes que hacerlo si o si no eres libre. La libertad reside en poder hacerlo y poder no hacerlo.

En el caso de elegir hacerlo desde la verdadera libertad, elige el dulce que quieras y no el que debieras. Y el café con o sin azúcar. Según.

En el caso de elegir hacerlo cada día y decidir tomarlo como hábito, elige experimentar el sabor del café. Si lo quieres siempre con azúcar no te gusta el café, te gusta el azúcar. Eres adicta al azúcar. Para ser libre un día tienes que tomar café con azúcar y ser consciente de que sabe a azúcar. Para ser libre tienes que poder tomar café sin azúcar o simplemente no tomarlo si no te gusta. De todas formas te digo, que el café solo te gustará. El paladar le coge el gusto. Se habitúa.

Por otro lado, el tema de algo dulce. En el caso de elegir hacerlo cada día y tomarlo como hábito yo aprovecharía para que ese algo dulce fuese nutritivo. Para que me aportara nutricionalmente. Por ejemplo dátiles con almendras. O higos secos con nueces. O pistachos con yogurt de chocolate. O bizcocho de plátano con copos de avena integral. Haz un bizcocho y pártelo en siete trozos. Ten la tranquilidad de que comerás uno cada día y la satisfacción de que te estarás nutriendo al mismo tiempo.

Pero por supuesto si el día que voy a la comprar veo algo insano que me entra por el ojo, me lo compro y me lo como ese mismo día. Pero no me compro una docena para tener la lucha en casa cada tarde de me lo como o no me lo como. Tengo la posibilidad. Experimento la posibilidad. Pero no tengo disponibilidad. Me lo pongo fácil.

Otra cosa muy importante es: POR LA TARDE SE PUEDE MERENDAR PERO LA TARDE NO PUEDE SER MERENDAR. Se lleva mucho merendar para matar el aburrimiento o merendar para espabilarse de la siesta o merendar para sobrellevar mentalmente la tarde. Y esto ya hay que tratarlo de manera más profunda.

Las rutinas son muy potentes, vamos a crear rutinas que nos aporten y no dejar espacio para lo que no nos aporte sin centrarnos en esto último que es lo que nos hace estar pendientes de ello y obsesionarnos. Por ejemplo voy a crear la rutina de descargar mi ira con mis guantes en el saco de boxeo durante diez minutos todas las tardes, luego me daré una ducha templada y acabaré dando un masaje con crema hidratante en mis piernas. Esto no dará espacio a otras cosas. Además te hará dormir mejor. Por la tarde hay que incluir cosas que nos hagan dormir mejor.

Pizza para cenar.

Los viernes son de pizza. O de pedir comida a casa. O de cenar con amigos o familia. Yo ese día me reservaría para la cena. No llegaría saturada de comer ya durante el día. Y no se trata de no poder comer nada durante el día para poder pasarse por la noche, se trata de elegir comer frugal durante el día para dar espacio a algo que hará trabajar más a mi cuerpo. Imagina desayunar un café solo y comer un gazpacho de remolacha con pipas de girasol. La cena te sentará fenomenal, tanto al cuerpo como a la mente. Y la disfrutarás. Tan tranquilamente y sabrás parar cuando tu estómago este lleno si no quieres dejar hueco para el postre o cuando esté casi lleno si quieres dejar hueco para el postre. Imagina desayunar un par de croissants con mantequilla y mermelada, café, zumo y luego comer pasta con nata y luego chocolate y luego café con un dulce y luego la pizza con ansia porque no debo pero quiero y saturando a tu cuerpo porque tampoco hay hambre física y después sentirte mal y comerte un helado de postre notando como tu barriga va a reventar porque ya que más da y tras un par de horas unas galletas con leche porque me siento fatal conmigo misma y ya el lunes de verdad empiezo a cuidarme pero hoy ya me las como no sé si por castigo o por sobrellevar esta amargura que me provoca el sentimiento de culpa. Qué diferente a esto es integrar la pizza.

Otro error es elegir comer algo sano en lugar de la pizza con todos. Y comer mucho solo porque sea sano. Al final sería lo mismo energéticamente comer menos y con todos. Y no te sentirías discriminada.

Helado después de cenar.

Menos es más.

Esto es lo que pienso.

Prefiero comprarme un magnum de calidad y comérmelo el día que quiera que comprarme una caja de marca blanca con seis imitaciones de magnum y comerme una cada día. Te digo por qué:

El placer de comer algo que hace mucho que no comes. Eso no se vive si se hace cada día. Solo lo disfrutarás si es excepcional. Si lo haces demasiado común dejarás de sentir placer por ello, te habituarás a las sensaciones y perderán su potencia e intensidad.

Y ya que estamos exquisitos, que sea de calidad para disfrutarlo aún más. Para comerme un polo mediocre no me lo como. A mí al menos, no me merece la pena.

Y otra cosa, es tener opciones sanas a mano para comer diariamente:

UVAS CONGELADAS.

FRUTOS ROJOS CONGELADOS.

Por su cantidad de azúcar, naturalmente presente, no congelarán del todo y estarán listos para añadir a yogures o comer tal cual un puñado como postre.

Otras opciones pueden ser:

Cubitos helados de diferentes batidos.

Cubitos helados de yogurt.

Cuidado con las versiones healthy:

Pros: Nos aportan nutrientes necesarios y nos hacen comer alimentos sanos de manera diferente.

Contras: A veces se come mucha cantidad pensando que porque es sano no pasa nada y acabamos saturando a nuestro cuerpo igualmente. Además si se hace con el único fin de evitar la tentación insana porque no puedes permitírtela, te sentirás reprimida y acabarás pecando para recuperar tu libertad.

Estoy a favor si: Son otra opción más totalmente independiente y no sustituyen a la opción insana.

Estoy en contra si: Se hace para evitar comer lo insano.

Para lo insano, días seguidos a todas horas del día. Eso es lo peligroso. Para lo insano, nunca es peligroso. Porque termina en el extremo del siempre.

Galletas con leche antes de dormir.

No vivas el día pensando que llegará la noche y no podrás dormir tranquila o irte a dormir tranquila sin comer galletas con leche.

A veces la vida es muy jodida. Y la noche provoca pánico y vacío. La noche es silencio. Es enfrentarse a los sueños y por tanto al inconsciente y a todo lo que te preocupa. Y querer tener un recurso fácil como es un suspiro de comer emocional para soportarlo es normal. No luches, será solo una temporada.

Podemos hacerlo un hábito elegido y premeditado. Saber que cada día tendrás un par de galletas con medio vasito de leche de dará tranquilidad. Hoy dos, mañana otras dos, pasado otras dos. El día que lo desees, otras dos. Esto hará que no se produzca la situación de solo una y luego otra y luego otra y ya el paquete porque a partir de mañana ninguna. Y mañana más de lo mismo. Notando la inflamación, saturación y nivel de energía física y mental a cero cuando te despiertes. Estarás cansada. El atracón de galletas con leche te habrá chupado la energía.

Además quizás si cenaste a las nueve de la noche y ahora es la una de la madrugada también tendrás hambre física y no solo será emocional.

En este caso de elegir que sea un hábito diario, optaría por unas galletas de calidad nutricional. Las hay. De ser una cosa puntual, no importaría tanto la calidad.

Otra opción es hacer asociaciones emocionales con un alimento sano para que este también te calme, pero eso ya no sería integrar.

CON ESTO FINALIZO CON LOS EJEMPLOS.

SOLO DECIR:

Lo importante es que tu cuerpo tenga todos los nutrientes que necesita y funcione correctamente tanto en un momento en el que quieres bajar de peso como en un momento en que no quieres bajar de peso. Cuando nos centramos en introducir lo que necesitamos nutricionalmente para funcionar correctamente no queda mucho espacio para lo que no necesitamos nutricionalmente. Considero que es bueno que quede poco espacio y considero que es beneficioso llenar ese espacio reducido con alimentos que nos llenan psicológicamente o socialmente pero que no nos aportan nada nutricionalmente porque esto sería sano para la mente. Además, al ser un espacio reducido no perjudicaría tu salud física o no impediría que bajaras de peso si es que lo deseas. Lo que si te perjudica física y mentalmente es vagar de un extremo a otro sin ninguna sensación de control personal. Y ESTA ES LA PRINCIPAL CONSECUENCIA DE LA PROHIBICIÓN Y REPRESIÓN. TAMBIÉN HAY QUE COMER COSAS MALAS.

Por eso,

INTEGRA.

Por eso,

SOLO SI MERECE LA PENA.

ALGO INSANO NO HACE QUE LA ALIMENTACIÓN DE ESE DÍA SEA INSANA.

SI LO HACES COSTUMBRE ELIGE LA VERSIÓN NUTRITIVA.

QUE PRIME LA CALIDAD A LA CANTIDAD.

POSIBILIDAD PERO NO DISPONIBILIDAD.

RESERVARSE PARA COMER ESO.

PARA QUE ALGO NOS SEPA EXCEPCIONAL TIENE QUE SER EXCEPCIONAL.

RECENA PREMEDITADAMENTE SI ASÍ LO NECESITAS.

Por eso,

INTEGRA.

INTEGRAR ES QUE LO INSANO SEA LA FIGURA Y NO EL FONDO. QUE LO SANO SEA EL FONDO Y NO LA FIGURA.

Y DISFRUTA DE VERANO.

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Para qué aconsejo merendar pastel siete chocolates un lunes y cenar ensalada de brotes verdes un sábado. Y olor a primavera.

Aconsejo merendar pastel siete chocolates un lunes y cenar ensalada de brotes verdes un sábado, para:

Para abrir la mente. Para que se formen nuevas conexiones neuronales en tu mente. Para que dejen de activarse antiguas conexiones neuronales en tu mente. Para abrir la puerta a infinidad de posibilidades.

Para que te relaciones de manera diferente con la alimentación. Para que estés tranquila.

Para que los alimentos sanos que se suelen usar como castigo y que suelen asociarse a dieta restrictiva de adelgazamiento se relacionen también con momentos excepcionales y distendidos y se deje de sentir displacer por ellos.

Para que los alimentos que solemos usar como premio y que suelen prohibirse cuando se piensa en adelgazar se relacionen también con momentos cotidianos y se deje de sentir ansia por ellos.

Para experimentar que lo nutritivo puede ser placentero. Para experimentar que el permiso genuino de lo no tan nutritivo puede darte la paz que necesitas para no estar pensando continuamente en ello y para no darte atracones de ello cuando lo tengas delante simplemente por tener libertad de hacerlo en cualquier otro momento. Para experimentar que lo sano puede ser igual a delicia y disfrute. Para experimentar que lo insano puede disfrutarse sin culpa.

Para tu bienestar físico y mental.

Tenemos muy instaurado el entre semana como sano y el fin de semana me doy mis caprichos o el entre semana lo hago bien y el fin de semana me premio por haber estado toda la semana haciéndolo bien.

Tenemos muy instaurado el comer ensalada de brotes verdes para compensar, para adelgazar pasando hambre o sentir displacer al hacerlo.  

Tenemos muy asociada el chocolate a pecado que tiene que ir seguido de un castigo, a ocasiones especiales, y placer con la comida. Aunque sería un falso placer porque si mientras lo comes estás pensando que no deberías o ha sido un visto y no visto de lo rápido que te lo has comido, no es auténtico placer.

Lamentablemente, esto es la norma y no la excepción. Y esto, tiene consecuencias:

Asociaciones negativas con alimentos nutritivos.

Falta de disfrute de los alimentos naturales y que supuestamente debes comer por obligación para estar sana y para adelgazar.

Ansia por comer en general.

Ansia por determinados alimentos en particular.

Sentimiento de culpa cuando comas productos alimentarios que supuestamente no deberías porque son insanos y engordan.

Pero,

TE VOY A CONTAR UNA HISTORIA REAL Y TE VOY A PROPONER UN EJERCICIO PARA QUE LO PONGAS EN PRÁCTICA Y CREES ASÍ NUEVAS EXPERIENCIAS Y APRENDIZAJES QUE TE HAGAS DESHACERTE DE ESA RIGIDAD Y DE TODAS ESTAS CONSECUENCIAS.

HISTORIA REAL:

Mi ahijada tiene casi tres años. Tiene una sudadera rosa que le encanta. La sudadera está llena de dibujos en forma de fresas bien rojas. Quizás por eso, cuando ve fresas de verdad se pone muy contenta gritando: ¡fresas, fresas! Y corre a coger una fresa para comérsela a bocaditos. Como a todos los niños le gustan mucho las sorpresas. Y cómo no, el huevo kínder sorpresa. Era martes. Fui a visitarla a su casa y le llevé un detalle. Era una bolsa que contenía otra bolsa llena de fresas rojas y gordas de las que se meten por los ojos y un huevo kínder. La niña la abrió y lo primero que vio fue las fresas, se puso a saltar loca de contenta ¡Fresas, fresas! dijo. ¿Te gustan las fresas? le dije. Si, me dijo.  Inmediatamente después vio el huevo kínder y una sonrisa de oreja a oreja volvió a aparecer en su boca. ¿Te gusta el huevo kínder? Le dije. Si, me dijo.  No tardó en abrirlo y comérselo rechupeteándose y llenándose la boca de chocolate. Cuando lo terminó cogió una fresa y le dio algunos bocados hasta que dijo, ya no quiero más fresa. Esa es la historia.

Le ofrecí un alimento saludable y que sé que le gusta como normalmente hago cuando voy a verla. En este caso fresas pero las uvas y el plátano son sus otros dos preferidos.

Le ofrecí un alimento insano un día cualquiera sin más. Habrá otro día cualquiera sin más.

Mantuve la relación positiva que tenía con la fresas sin coaccionarla a comérsela primero que el huevo kínder y hacerle sentir que fuesen un castigo.

Mantuve la relación positiva que tenía con las fresas sin obligarle a terminársela y crear reactancia.

La expuse casualmente, con normalidad y sin condiciones a un alimento insano. Y dejé que lo disfrutara tranquilamente. Existen. Nos gustan. Es una realidad.

Quiero que aprenda a relacionarse con lo bueno desde el disfrute y con lo no tan bueno pero que existe en la vida real y que ha todos nos gusta también desde el disfrute. Que no los viva con ansia.

Se trata de enseñarle a relacionarse con los alimentos sañosa< e insanos. No de evitar que se exponga a los insanos. Porque se encontrará con ellos y los vivirá con ansia. Evidentemente voy a ofrecerle alimentos sanos con mayor frecuencia porque son los que la niña necesita para estar bien nutrida pero no haré que el huevo kínder sea tabú, no haré como que no existe porque existe.

Lo que no sería una buena opción sería:

Si te portas bien te compro un huevo kínder. Si te terminas el puré de frutas te compro un huevo kínder. Esta niña no come pues un huevo kínder todo los días para que coma aunque sea algo. Si solo hay fresas y no quiere comer fresas que no coma fresas. No comprarle el huevo kínder nunca porque es una niña regordita. Solo ofrecer fresas porque esta casa es un entorno super saludable para que en el cumpleaños de su amiga quisiera comerse todos los huevo kinders con ansia porque eso en su casa no entra. O que con lo que le gustan las fresas hubiese terminado odiándolas por obligarle a teminarselas. O que las hubiese acabado viendo como un castigo si le digo que se comas las fresas que son nutritivas y que luego se coma el huevo kínder.

Mañana le ofreceré un plátano que le encanta. Y pasado unas uvas que también le encanta. Y tras pasado unas fresas para que vuelva a bailar. Y cuando menos se lo espere por que sí sin más le ofreceré unas natillas de chocolate.

EJERCICIO PARA PONER EN PRÁCTICA:

Lo normal es que si estás leyendo este blog no hayas crecido con ese tipo de aprendizajes, sino con los que te comentaba al principio del artículo. Los aprendizajes de la infancia y los que nos han acompañado durante muchos años son difíciles de borrar, son muy resistentes. Pero si en algún momento de tu vida sientes que te están limitando se puede disminuir su conexión y crear nuevas vías neuronales de aprendizaje. Y eso es lo que quiero que hagas tú.

Para ello te voy a hacerte una propuesta. La esencia de este aprendizaje es la misma de lo que quise enseñarle a Lara. La misma.

Que vivas la experiencia de comer pastel siete chocolates un lunes para merendar. Quizás alguna vez lo has hecho porque no has podido resistir la tentación de comerte el pastel que sobró del domingo. Y luego te sentiste mal porque no se cumplió lo del lunes empiezo. Pero quiero que lo hagas desde otra perspectiva. Quiero que lo hagas desde el mero placer de hacerlo. Por nada en especial. Sin consecuencias. Que te des cuenta que no te va engordar ese hecho concreto. Seguro que este artículo te ayuda a vivir esa experiencia de manera mucho más intensa.

Por cierto, he dicho tarta de chocolate pero puede ser cualquier otra cosa que supuestamente sea de fin de semana para ti. Se me ocurre cenar unos trozos de pizza un martes o cenar unas palomitas viendo una peli un miércoles. O unas croquetas. Pero tú decides, piensa con qué te vendría bien hacerlo.

En el artículo del mes de mayo te enseñare a integrar lo insano en una línea base sana sin consecuencias físicas ni mentales. Aunque te puedo adelantar que por ejemplo en el caso de merendar el pastel siete chocolate con grasa de palma el lunes a la hora de la cena escucharía mis sensaciones corporales y probablemente me pidiesen que bebiera agua y cenara frugal. Y ya mañana sería otro día.

Que vivas la experiencia de comer ensalada de brotes verdes un sábado para cenar. Quizás alguna vez lo has hecho cuando no te permitías saltarte la dieta porque estabas en algún periodo de dieta estricta o porque estabas en un periodo de estancamiento y tenías que hacer cualquier cosa para bajar, hasta sacrificar un sábado. Pero quiero que lo hagas desde otra perspectiva. Quiero que lo hagas por que sí. Simplemente por eso. Quien dice una ensalada dice unos espárragos verdes y unas cebollas a la plancha. O unas judías verdes salteadas con ajo. Siéntate en la mesa del salón. Con un plato especial. Con musiquita. Es sábado y estás descansando. Es un día distendido. Elige algo sano que te guste y que normalmente asocias a dieta. Que sea minimalista, tres o cuatro ingredientes. Elige tu ensalada favorita de aquel restaurante que pediste para centro de mesa, pero ahora sin acompañamiento, céntrate en ella y disfrútala. Digo ensalada porque está muy asociada a que no puede ser sin más. Que deje de ser un complemento. Y que deje de ser alguien a quien vamos a rendir cuentas cuando la comimos y no adelgazamos. Simplemente disfrútala. Brotes verdes, pera a la plancha, anacardos y vinagre de Módena. Esa es mi idea.

Disfruta esas nuevas experiencias.

Nota que se siente. Nota que se piensa.

Y olor a primavera.

Atentamente,

Eva.

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¿Por dónde empiezo a comer mejor? Por un bocadillo de plátano en tacones. Y Oporto.

Lo primero que quiero decirte es que comer mejor también implica comer queriéndose mejor. Y lo que quiero decir con que empieces a comer mejor con un plátano en tacones es:

Que empieces por dónde sea.

Rompe el círculo por donde sea.

Que empieces por algo nuevo.

Ábrete a la experiencia.

Que empieces por algo que te sorprenda.

Lo que sorprende no se olvida. Cuando sientas sorpresa recordarás todo lo que la acompaña. Y lo que la acompaña aquí y ahora es que empezarás a comer mejor.

Que empieces por algo loco.

Las genialidades son consideradas locuras en sus inicios. Luego son obvias. Y estoy segura que para ti llegará a ser obvio haber empezado a comer mejor por un bocadillo de plátano en tacones.

Que empieces simplemente por algo.

Un punto de inflexión es necesario. La marca del hasta aquí y a partir de aquí. Del antes y el después.

Dale una vuelta a tu cocina. Deshazte de lo que no aporta. Dale una vuelta a tu armario. El de los platos y desayunos. Y el de la ropa. Deshazte de lo que no aporta. Mantén lo que aporta. Hazte con lo que aporta.

Desayuna sentada en el suelo.

O al menos siéntate cada día en una silla. Que probablemente lo hagas siempre en la misma por defecto. Por costumbre. Por hábito. Por inconsciencia.

Experimenta cómo un bocadillo de plátano en tacones sabe otra manera.

No sabe a bocadillo.

No sabe a plátano.

Sabe a actitud.

Sabe a decisión.

Sabe a gourmet.

Sabe a premium.

En casa.

En la calle.

En el bosque.

O en la playa.

Experimenta cómo el yogurt sabe de otra manera en un tarro de barro.

Haz mezclas insospechadas. Que se salgan de tu línea.

Uvas con queso saben a beso.

Romper la dinámica.

Salir de la zona de confort.

Salir del círculo vicioso.

Abrirse a la experiencia.

Llámalo como quieras.

Bebe la leche del desayuno en una copa de cristal.

Bebe agua con hielo y moras.

Que sabe de otra manera.

Que nos perdemos las cosas por nuestra cerrazón mental.

Que la ensalada de espinacas no asquerosa si no una delicia. Ponle aguacate, anacardos y fresas.

Que ese aprendizaje es agua pasada.

Que hay que revisar los aprendizajes. Y actualizarlos. Por algo es que tu Smartphone te notifica actualizaciones de Whatsapp, wikiloc y wallapop cada poco.

Que tomes consciencia que es porque un día te dijeron lo de que si te comes las espinacas te doy chocolate. Y las espinacas se convirtieron en castigo.

Que tomes consciencia que es porque viste a una persona mirarlas con asco. Solo prejuicios.

Que tomes consciencia que una persona proyecto su limitación en el no ofrecimiento de ese alimento de una manera natural. De una manera atractiva. Y lo hizo porque verdaderamente creía que eran un asco y quería lo mejor para ti. Pero tú no tienes por qué creerlo.

Cuando te inunda esa sensación de por dónde empiezo.

Empieza.

Y ya termino:

¿Por qué con tacones solo se comen los raviolis de espinacas de restaurante?

¿Por qué los bocadillos tienen que ser de salchichón?

¿Por qué no se deben comer plátanos?

Por inercia.

Y en física y sacado de la wikipedia, la inercia es:

La propiedad que tienen los cuerpos de permanecer en su estado de reposo relativo o movimiento relativo. Dicho de forma general, es la resistencia que opone la materia al modificar su estado de movimiento, incluyendo cambios en la velocidad o en la dirección del movimiento. Como consecuencia, un cuerpo conserva su estado de reposo relativo o movimiento rectilíneo uniforme relativo si no hay una fuerza que, actuando sobre él, logre cambiar su estado de movimiento.

Y en psicoalimentación, esa fuerza que logrará cambiar tu estado de movimiento y te hará empezar a comer mejor puede ser:

La sorpresa.

La locura.

El abrirse a la experiencia.

El comer queriéndose mejor que implica el comer el mejor.

Y Oporto.

La foto del artículo es Oporto. Allí, aquel día, comí bocadillo de plátano en tacones.

Atentamente,

Eva

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Por qué un ritual matutino en la mesa del salón. 6 desayunos. Y croissants que saben a París.

Hace doce años. París. No recuerdo ni una sola conversación. Pero recuerdo risas. Muchas risas. Y recuerdo aquel croissant. Entre risas.

Croissants que saben a París. Croissants que huelen a París. Croissants que te hacen volver a París. A esa época. A ese momento. A esa emoción.

Recuerdos.

Recordamos lo que nos impacta emocionalmente. Lo que no, merece el olvido. Así es como funcionas. Porque no hay lugar en tu cabeza para todo. Tu cabeza es selecta. Tu naturaleza es selecta.

¿A que saben los recuerdos?

¿A que huelen los recuerdos?

O mejor,

¿Qué sabor te hace viajar en el tiempo?

¿Qué aroma evoca en ti ese feliz momento?

La comida está presente cada día de tu vida. Con una probabilidad del 99% tienes recuerdos asociados a comidas. A su sabor. A su olor. Estoy segura que tienes una experiencia parecida a la mis croissant que saben a París. El olor a leche infusionada en naranja que te transportan a tu abuela y a su arroz con leche; el olor a limón rallado que te transportan a la risa de tu madre y sus magdalenas; o el olor a bombones de fresa y chocolate blanco que te transportan a Él y vuestro reencuentro.

Esto se llama revivir a través del comer emocional. Comer emocional positivo. Positivo porque te hace volver a momentos felices. Eso forma parte del placer nutricional. Y el comer emocional está infravalorado porque solo es asociado a comer para olvidar lo malo que me está pasando ahora y al comer por ansiedad. Pero es mucho más que eso. Y está íntimamente relacionado con eso. Es normal que en un momento infeliz queramos viajar a un momento feliz a través de la comida.

Y lo bueno es que este tipo de asociaciones no solo se hacen inconscientemente. También puedes hacerlas de manera consciente con alimentos que te interesen para comerlos en momentos que te interesen o por el mero placer de hacerlo.

Te cuento.

Las emociones pueden asociarse a alimentos de dos maneras.

Y a cuál más potente.

La primera manera es: una emoción muy intensa pero efímera puede crear una asociación también muy intensa y duradera con un alimento quizás casual. Por ejemplo mi croissant en París. Una sola ingesta de este dulce en un estado de euforia absoluta de mis dieciocho en un viaje con mis amigas,  hará que los adore toda una vida. O por ejemplo recuerdo que una noche cuando tenía cinco años tuve pesadillas y desperté muy asustada, en ese momento mi madre me calmo dándome un vaso de agua y una pera madura cortadita. Por eso comer pera a trozos me calma en ciertos momentos también hoy a mis treinta.

La segunda manera es: una emoción de intensidad moderada pero expuesta repetidamente día tras día a un mismo alimento, puede crear también una asociación duradera. Por ejemplo puedes crear un ambiente placentero en tu salón cada mañana unos minutos: una música relajante, temperatura agradable y silencio con un alimento o preparación saludable que te guste. Desayunarás y además estarás creando una asociación: el sentimiento de calma junto con por ejemplo una macedonia tropical. Y en un momento que necesites calma, comer macedonia tropical te aportará calma. Este proceso en psicología se llama anclaje.

Y al hacerlo intencionadamente con alimentos saludables, tendrás la tranquilidad de que también aportará beneficio a tu cuerpo o de que estará alineado y en coherencia con los objetivos concretos que te hayas marcado en referencia a tu alimentación.

ASÍ QUE, POR QUÉ SEGUIR UN RITUAL MATUTINO EN LA MESA DEL SALÓN

Porque reservarás para ti unos minutos dentro de tu posible caos. Como una burbuja de calma y de parar. De parar incluso antes de empezar porque muchas veces ya nos levantamos acelerados. Te priorizarás. Sentirás que tienes un espacio solo para ti y que te valoras. Quizás sea otro momento el adecuado en tu caso. Búscalo.

Porque si lo haces un hábito podrás crear una asociación potente entre por ejemplo entre una pera comida a trozos con un tenedor y una sensación de tranquilidad. Y porque por ello tendrás un recurso creado a consciencia para cuando lo necesites.

Porque te asegurarás desde el inicio del día una dosis de micronutrientes esenciales como vitaminas y minerales.

Y por el mero placer de hacerlo.

PROPUESTA DE DESAYUNOS Y EJEMPLO DE RITUAL.

UNA:

23.01 Dejo la persiana entreabierta. Y me duermo escuchando el audiolibro.

6.50 Me despiertan poco a poco los rayos del sol.

7.02 Busco en YouTube este tango: Se dice de mí. Play.

7.06 De nuevo play.

7.07 Hago BATIDO CON LECHE DE SOJA Y FRESAS.

7.07 Activo los sentidos.

7.17 Me pongo a escribir.

DOS:

23.01 Dejo la persiana entreabierta. Y me duermo escuchando el audiolibro.

6.50 Me despiertan poco a poco los rayos del sol.

7.02 Busco en YouTube esta melodía a piano del compositor coreano Yiruma: Habitación con vistas. Play.

7.06 De nuevo play.

7. 06 Hago CAFÉ.

7.07 Activo los sentidos.

7.17 Me pongo a escribir.

TRES:

23.01 Dejo la persiana entreabierta. Y me duermo escuchando el audiolibro.

6.50 Me despiertan poco a poco los rayos del sol.

7.02 Busco en YouTube este tango: Por una cabeza. Play.

7.06 De nuevo play.

7.06  Hago BOL CON BASE DE YOGURT BATIDO CON ARÁNDANOS Y POR ENCIMA BAYAS DE GOJI Y COCO RALLADO.

7.12 Activo los sentidos.

7.33 Me pongo a escribir.

CUATRO:

23.01 Dejo la persiana entreabierta. Y me duermo escuchando el audiolibro.

6.50 Me despiertan poco a poco los rayos del sol.

7.02 Busco en YouTube este tango: desde el alma. Play.

7.05 De nuevo play.

7.05 Hago BOCADOS DE DÁTILES CON NUECES DE BRASIL.

7.09 Activo los sentidos.

7.29 Me pongo a escribir.

CINCO:

23.01 Dejo la persiana entreabierta. Y me duermo escuchando el audiolibro.

6.50 Me despiertan poco a poco los rayos del sol.

7.02 Busco en YouTube este tango: To evora. Play.

7.05 De nuevo play.

7.06 Hago TORTITAS DE MAICENA, PLÁTANO, CACAO PURO Y HUEVO.

7.20 Activo los sentidos.

7.40 Me pongo a escribir.

SEIS:

23.01 Dejo la persiana entreabierta. Y me duermo escuchando el audiolibro.

6.50 Me despiertan poco a poco los rayos del sol.

7.02 Busco en YouTube este tango: Cachivache. Play.

7.05 De nuevo play.

7.06 Hago MACEDONIA DE KIWI, PIÑA Y MANGO.

7.10 Activo los sentidos.

7.31 Me pongo a escribir.

Crea el tuyo.

Tu ritual.

Vive el tuyo.

Feliz ritual matutino en la mesa de salón.

Eva.

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Qué es la inteligencia nutricional y por qué ella. En esta extraña primavera. Y siempre.

Se siente la primavera. Aún sea, extraña primavera. Y voy a ofrecerte un tema para que tú, también florezcas: La inteligencia nutricional.

Seguro que has oído hablar sobre la teoría de las inteligencias múltiples. Inteligencia emocional, lingüística, espacial, musical, corporal, existencial, creativa, naturalista, interpersonal, intrapersonal, financiera, colaborativa y lógico-matemática.

Muchas.

Pero a mí me falta la inteligencia nutricional.

Y al igual que todas las demás, puede desarrollarse. Para ello, te hacen falta conocimientos de nutrición y conocimientos sobre ti misma. Esto es porque puedes tener muy claro qué te conviene nutricionalmente pero ser incapaz de llevarlo a cabo si no gestionas bien tus pensamientos o sentimientos. O puedes gestionar muy bien tus pensamientos y sentimientos pero tener la cabeza llena de pájaros en cuanto a temas nutricionales.

Ella porque:

Porque une la razón y la emoción. Y somos ambas.

Significa que une una buena lógica nutricional con una buena gestión emocional.

Porque une cuerpo y mente. Y somos ambas.

Significa que la manera en la que nos alimentamos tiene muchas implicaciones directas e indirectas en nuestro bienestar físico y emocional. Y es una relación bidireccional.

Para mí la inteligencia nutricional es:

Es habituarse a comer dentro de una línea base que nada tiene que ver con dieta o no dieta sino con comer alimentos para los que evolutivamente estás preparada. Que comer manzanas y nueces por defecto es comer de manera coherente a tu naturaleza. Y que comer lo plastificado, no lo es. Aunque ponga un cero y un tanto por ciento.

Sintiendo placer cincuenta continuado mientras tu cuerpo respira a sus anchas. Que deseo que disfrutes mucho comiendo ensalada de espinacas, manzana, nueces y uvas pasas. Y que a tu cuerpo esto le va a sentar de puta madre. Que lo notes. Que notes vitalidad.

Sintiéndote libre a salir y sin perder esa libertad perdiéndote fuera. Salir de ella, de esa línea base, para sentir placer cien fugaz pero sin dejar que se torne a sufrimiento queriendo aferrarte al él, al placer cien inventado y encarnado en creaciones alimentarias difícilmente resistibles, saturando y asfixiando a tu cuerpo. Que te permitas el éxtasis de la explosión de tus papilas dulces, de oler la fresa de adorno y morderla, de tocar con los labios la nata, de oír como cruje el hojaldre caliente, y de grabarlo con la vista en tu memoria. Que te permitas, por supuesto, ese antojo de pastel. Y que notes la resaca. Que notes la llamada de tu adicción. La del azúcar. Y que le digas adiós con el corazón. Que mañana quizás la eches de menos a esa misma hora, pero que te espera en la mesa una ensalada de escarola con avellanas y fresones color violeta que te mueres de placer.

Es comer muchas papayas en Canarias y muchas cerezas en Cáceres. Se llama comer lo de mi tierra, a más no poder. Y no hago referencia a cantidad sino a posibilidad.

Es comer sandia en agosto y naranjas en marzo. Se llama comer la fruta del tiempo.

Es parar y notarte con menos apetito en tu ovulación porque tu química cambia. Que tiene sentido si piensas que en este momento a nivel evolutivo es mejor pensar en sexo que en buscar un árbol lleno de manzanas rojas.

Y es comer ensaladas de espinacas con escarola y avellanas en esa ovulación. Por toda la b9 que te aportan. Por el desarrollo neural si una posible criatura.

Es que tu abuela te diga vente conmigo al corral que hay vitamina. Y que vayas corriendo pensando en la c de naranjas. Pero no, resulta que es la d de sol. Porque un día te escuchó. Ella siempre te escucha. Y tú mueras de amor. Y después comáis lentejas con arroz. Sus lentejas con arroz.

Es tomar limonada en plena siesta de julio. Zumo de limón y agua fría diluidos al cincuenta por ciento. Sin azúcar. Porque el sabor ácido existe. Y las caras de mueca existen. Te refresca. Te despierta de golpe. Porque el sentido hidratante de la limonada desaparece con el azúcar.

Es comprar con la cabeza fría si no quieres comer en tu casa con la cabeza caliente. Porque se calienta.

Es cocina llena de. Y es cocina vacía de.

Es monotonía. Y creatividad. Guisantes. Guisantes. Y más Guisantes. Cuscús con berenjenas y miel. Croquetas de espinacas, piñones y pasas. Y ensalada de brotes verdes con mango y anacardos. No hace falta ser chef.

Es saber que un hábito es tanto más fuerte cuanto menos se cuestiona.

Es pensar. Es cuestionarte esos hábitos que no te aportan.

Es centrarse en los nuevos. Los hábitos nuevos. Para que desplacen los viejos. Que lo nuevo desplace a lo viejo para no centrarse y dar poder a lo viejo. Que si quieres comer mandarinas para merendar prestes atención en llenar tu casa de mandarinas.

Es cambiar la decoración de la cocina para que el nuevo ambiente facilite la adquisición de nuevos hábitos por la desasociación del viejo lugar con los viejos hábitos.

Es sentir hambre. Y saber hambre de qué. Para poder saciarla con lo apropiado.

Es beber agua cuando tengas sed.

Es descansar de noche. Es descansar de comer de noche.

Es comer despacio y comer deprisa.

Es comer consciente e inconsciente. Que el éxtasis provocado por las moras conscientes sería agotador todo el tiempo. Y que los hábitos son inconscientes, que sean los mejores.

Es saber tu motivo. Y recordarlo siempre.

Es saber, hacer y sentir una manera. De alimentarte. Y destaco arte.

La tuya.

Besos,

Eva.

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