La culpa es una emoción que se siente después de haber hecho algo que ha transgredido una norma o que va en contra de alguna creencia. Esas normas y creencias suelen ser inconscientes y podemos indagar en ellas a través de los pensamientos automáticos que aparecen en tu mente en ese momento. En el momento en que estás sintiendo la culpa.
Detrás de cada emoción hay un pensamiento.
Averigüemos cuál es.
Para ver si es real.
Para ver si es verdad.
Ahora en navidades vas a comer muchísimas cosas que supuestamente están prohibidas, no deberías, son un pecado. Así que, merece la pena buscar ese pensamiento si no quieres que te acompañe esa sensación de culpa durante todas las fiestas.
Imagina que te acabas de comer una de esas cosas. Que comes pasta, pizza, turrón, mazapanes, pan. Imagina ahora la culpa que aparece después.
El acto es he comido turrón.
La emoción me siento culpable.
¿Y el pensamiento?
El turrón es un pecado no debería haberlo hecho.
Si no sufro no puedo adelgazar y me he dejado llevar por el placer.
El turrón engorda, verás cómo te vas a poner.
Ya la liaste. Siempre tienes que acabar haciéndolo mal.
Hay mucha información en esos pensamientos. Pero voy a intentar hacerlo sencillo y práctico.
QUÉ TIENEN EN COMÚN TODOS ESOS PENSAMIENTOS.
La creencia de que el turrón engorda.
La norma de que no puedes comer turrón porque engorda.
DESMONTÁNDOLO RACIONALMENTE LLEGANDO AL ABSURDO.
Si lo único que comes en un día es una tabla de turrón, ¿Crees que te engordaría? La respuesta es no. No es el turrón, es el conjunto. Asegúrate de que el conjunto sea idóneo y el turrón no tiene por qué engordar.
DEMOSTRÁNDOTELO MEDIENTE UNA EXPERIENCIA CONCRETA Y DE MANERA CONSCIENTE QUE ESO MENTIRA.
Por ejemplo, elige tu porción de turrón favorita y cómetela mañana para merendar. Desayuna tu yogurt con nueces. Come tu salmón al horno con puerros. Y cena tu ensalada de brotes verdes con manzana, queso azul y nueces. ¿Has engordado? La respuesta es no. Pues déjate de creencias absurdas, integra y disfruta.
Espero que puedas vivir en paz la alimentación estas fiestas. Si con este artículo no es suficiente y quieres que te ayude de manera más personalizada. Puedes reservar tus sesiones online en quieroser@ingenierademivida.com, estas fiestas mantendré la agenda abierta para poder estar en los momentos más complicados.
Muy pronto empezará la temporada de las comidas y las cenas navideñas. Que si con tus amigos del gimnasio, que si con los amigos del pueblo, que si con la familia de tu novio, que si con tu familia, que si con los compañeros de trabajo.
Y con ello, muy pronto empezará la angustia de: voy a echar por tierra todo lo que he bajado desde verano. O peor aún la de: madre mía no he sido capaz de quitarme los dos quilos que cogí en verano y ahora voy a coger otros dos. O la de: Quiero seguir bajando y voy a estancarme. Eso supone que empiecen a rondar en tu mente contradicciones que van a amargarte esos momentos desde ya. Por un lado, te hace ilusión ir para pasar tiempo con tu gente y te apetece muchísimo comer comida que no es de dieta; pero por otro piensas que va a ser tu perdición, que te vas a descontrolar y que en la última de tus cenas ya no te entrará ninguno de los vestidos y te verás horrible.
Pues tengo la solución.
Tengo la solución para:
Ir a las comidas y a las cenas.
Disfrutar de comida que no es de dieta.
Vivirlas en paz y tranquila.
No coger peso, incluso seguir bajando peso durante el mes de diciembre.
Mantener el control en todo momento.
Que no te sientas pesada, hinchada o inflamada.
Que te sientas radiante con tus vestidos.
QUÉ HACER ANTES Y CÓMO HACERLO:
Deshazte del ansia.
¿Hay algo de lo que tengas mucha gana? De los alimentos o comidas típicas de la navidad, ¿Cuál es tu favorita? ¿Tienes algún antojo? ¿Sientes mucho deseo por algo?
Imagina que la respuesta es: pizza. Cada año es costumbre reunirte en casa de tu amiga Clara y pedir unas pizzas. Y hace meses que no comes pizza. Temes ese día ponerte hasta atrás de pizza y luego sentirte culpable y pesada porque tienes muchísimas ganas. Y que esa emoción y sensación te lleven al pensamiento de perdidos al río ya en enero empiezo. Eso es lo que te hará engordar. Y el placer se tornaría a sufrimiento, si es que alguna vez fue placer. Porque no es placer estar en la cabeza pensando ciertas cosas mientras comes, por buena que esté la pizza no habrá manera de disfrutar de ella. Mientras comes hay que estar en los sentidos. Y disfrutar de esa pizza. Es como si te viera pensando lo siguiente mientras comes la pizza: no debería estar haciendo esto, ya la estoy liando, no tienes remedio eres una comilona y es normal que estés gorda. Así que, calma. ¿Tienes muchas ganas de pizza? Pues venga, hay que comer pizza antes de ir a esa cena. Pero no vale cualquier pizza o una que crees que no engorda. Vale solo tu favorita. Que tu favorita es la pizza con tomate y salami. Pues esa es la que cualquier día de estos, tienes que sentarte a disfrutar sola en casa. Y tranquila puede ser integrándola. No vas a engordar por ello. Imagina desayunar un té con un par de galletas, comer una crema de calabaza, merendar unos frutos rojos y cenar tu pizza con tomate y salami. No habría malas consecuencias.
Hay que descargar tensión. Hay que integrar lo quiera que sea de lo que tengas ganas, no dejarlo todo para comer ese día.
Resérvate.
Ten presente la frugalidad. Tanto los días antes como justa la comida antes. Imagina que Si es una comida, cenar frugal el día antes y desayuno frugal ese mismo día. Si es una cena comer frugal y desayunar frugal ese mismo día. Reservarte para tu comida o cena. Si son días contiguos aprovecha todas las ingestas que no son la comida o cena para tomar cosas de fácil digestión y en cantidades pequeñas. Si tienes una comida y una cena el mismo día, resérvate el día antes y descansa el día después. Frugalidad en ambos.
QUÉ HACER DURANTE Y CÓMO HACERLO:
Ser muy selectiva.
Comer lo que realmente merezca la pena. Eso sería rellenar el hueco de tu estómago de manera eficiente. Elegir. Qué quiero y que no. Poner filtro.
Respetar el límite físico de tu estómago.
Y cuando esté lleno, respetar ese límite físico y parar. Si has elegido bien, tu mente también estará satisfecha. Ahora, si has elegido lo que creías que era de dieta te habrás quedado con las ganas y querrás seguir comiendo. Por mucho que comas no vas a querer para hasta que te comas lo que realmente querías. ¿No crees que habría sido mejor hacerlo desde el principio, habiendo evitado muchísima comida? Como este canapé que no engorda y luego esto otro que tampoco y esto. Pero lo que realmente quiero es unas rodajitas de salchichón. Mi consejo es comer únicamente eso, qué es lo que realmente quieres. El resto engorde o no supuestamente dejarlo.
No pensar que va a ser la última oportunidad de comer eso. Para que entiendas eso voy a contarte lo que me pasó en una comida. Había sido selectiva y tras los entrantes y el plato principal había llegado a mi límite físico. El postre me encanta, siempre dejo hueco para el postre pero en este caso como me gustaba muchísimo lo anterior no llegué con un hueco. Solo lo probé. Era una sopa de chocolate blanco con picatostes y helado de pistacho (mi favorito). Podría haber hecho hueco para el postre (que no es lo mismo que dejar hueco para el postre) pero me hubiese quedado a disgusto. Así que tomé un par de cucharadas presente con los cinco sentidos y lo dejé. Y lo hice siendo consciente de que esas dos primeras cucharadas son las mejores, para el resto las papilas ya se han habituado y el placer no es tan intenso. Al día siguiente mi merienda fue un magnum de chocolate blanco. Si hubiese pensado ahora o nunca este chocolate blanco, me hubiese comido la sopa entera y hubiese saturado mi cuerpo.
QUÉ HACER DESPUÉS Y CÓMO HACERLO:
Siente la resaca y date un descanso.
La resaca no solo se siente por beber de más. Se siente por comer de más. Nótala. Reconoce esa sensación. Bebe agua. Haz como hacen los niños. Si por la tarde los llevaste a un cumple y comieron lo que quisieron picoteando por allí, cuando le ofrezcas la cena te va a decir que para ti. El niño o la niña no dejará de cenar porque tenga que compensar, dejará de cenar porque siente genuinamente que no tiene que cenar. Que ya comerá en otro momento. ¿Porque los mayores no hacemos eso? Porque lo hacemos desde las restricción y el castigo y nos sublevamos a nosotros mismos para recuperar nuestra libertad.
Recarga tu cuerpo con vitaminas.
El día siguiente toma una cremita, un juguito, un caldito. Una ensaladita. Que sean minimalistas. De cuatro ingredientes. Que la ingesta posterior a la comida o la cena sea suavecita.
Y disfruta al 100%. Sin angustia, sin culpa, sin remordimientos. Y sin consecuencias físicas. Todas tus comidas o cenas navideñas. Y tranquila, si aún con estos consejos se te va de las manos, yo estaré aquí para ayudarte en enero. Pero creo que hay que empezar en diciembre. Puedes escribirme a quieroser@ingenierademivida.com para reservar tus sesiones online personalizadas.
El amor propio es un amor que se forja desde bebés. La autoestima se va construyendo en función del amor y palabras que vamos recibiendo durante toda la vida. Mensajes verbales o no verbales que nos van calando y según los cuales aprendemos a sentirnos personas válidas o no válidas. Según como nos dicen que somos. Según el trato que recibimos.
Y si al final pasan los años y te encuentras sufriendo porque no te quieres, tienes que pararte a pensar fríamente una cosa. Quizás, lo que crees que eres y vales, no tiene nada que ver contigo sino con lo que absorbiste de manera inconsciente. No tiene nada que ver contigo, sino con la sociedad y personas a través de las que aprendiste a no quererte. El problema no es tuyo. Bueno es tuyo hasta que te das cuentas de esto y empiezas a tomarte las cosas de manera no personal. Y empiezas a construir el yo que deseas y la vida que deseas libre de todo lo que creías que eras y que valías. Porque eso no era tuyo.
La premisa básica es que vales. Es que el amor propio no es negociable ni cuestionable. Seas como seas vales y punto. Aquí no hay más razones.
Cuando en la primera sesión pregunto: Cuéntame qué te ocurre o en qué puedo ayudarte, muchas personas me dicen “Quiero adelgazar para quererme”. Y es normal pensar así recibiendo el tipo de mensajes que recibimos. Aprendemos a pensar así, pero podemos aprender a pensar de otra manera. Por nuestro bienestar.
Hay que darle la vuelta al quiero adelgazar para quererme. Por eso escribo este artículo. Y pienso esto por experiencia personal y por muchísimas experiencias que otras personas han compartido conmigo en los más de diez años que llevo trabajando en esto.
Mi propuesta es: Cultivar tu autoestima y quererte seas como seas en este momento y desde ahí comer alimentos que beneficien a tu cuerpo porque simplemente cuidas lo que quieres, y permitiéndote algún capricho porque eso también es cuidarse. De ese modo llegarás a tu peso natural de manera lateral. Mi propuesta es aprender a disfrutar de los alimentos de temporada, aprender a comer comida sana para cuidar tu intestino, tu sistema inmunitario, tu ciclo menstrual. Nada que ver con la restricción. Mi propuesta es aprender a comer sin ansia y tranquila. Mi propuesta es que no te comas las emociones sino que las sientas. Sentir las emociones es cuidarse. Nada que ver con adelgazar, aunque eso pueda ser una consecuencia. Mi propuesta sería cultivar tu autoestima sobre todo cuando no la tienes y cuidarla cuando la tienes. Porque lo que no se cuida se pierde. Mi propuesta es abrazarte para luego todo. Adelgazar o no. Y ser feliz en cada una de las posibilidades. Mi propuesta es comer para cuidarse y no para adelgazar. Aunque el acto sea el mismo, no se hace desde el mismo lugar. Y el cuerpo y la mente lo saben. Comer una naranja para que me aporte vitamina c y fortalezca el sistema inmune desde la elección no es lo mismo que comer una naranja antes de comer para luego comer menos porque quiero adelgazar desde la imposición. Qué diferente hubiera sido si desde pequeñas hubiéramos tenido una educación nutricional de este alimento es bueno para esto y para esto otro en lugar de este alimento engorda y este adelgaza. Es un cambio de perspectiva. Cambiar el centro. Cambiar el foco. Salud no es bajar peso a toda costa comiendo desde el odio y estando en guerra con una misma.
Pero, por qué motivos pienso que hay que darle la vuelta al «quiero adelgazar para quererme»:
Motivo 1. Si ahora que pesas dos, tres, diez o veinte kilos supuestamente de más no te das el valor que mereces y te lo das luego, ese amor propio será un amor dependiente. Tu amor propio dependerá de un determinado peso o de una determinada forma y eso es algo que probablemente no será constante. Es un amor insostenible. E inalcanzable. La vida es cambio continuo. Y la perfección humana no existe. Si solo te quieres con un determinado peso y perfecta será un amor propio dependiente de esa condición. Perderías tu libertad.
Motivo 2. Si ahora que pesas 79 no te quieres, tampoco lo harás con 70 porque querrás 69. Se llama insatisfacción crónica. Y al final cuando llegues a 69 como rechazas por completo la posibilidad de pesar 79 y te desprecias en ella, el miedo a volver al punto de partida no te dejará tranquila y hará que vivas tu alimentación con ansiedad. Y el vivir tu alimentación con ansiedad aumentará significativamente la probabilidad de engordar de nuevo.
Motivo 3. Hay muchas personas que llegan pensando que si bajan de peso se le solucionarán todos los problemas. Y no las culpo por ello porque vivimos en un entorno que en cierta medida nos transmite que la culpa de todos nuestros males es que estas gorda y no ser perfectas. Hace poco ha coincidido que me han llegado dos personas diciendo quiero adelgazar para quererme, pero lo que había detrás es quiero adelgazar porque tengo miedo de que mi novio me deje por otra más delgada o perfecta. Crees que este problema de confianza, de celos y de autoestima desaparecería cuando estas chicas adelgazaran los cinco una y los quince otra kilos que querían. Pues no. No desaparecería. Porque el problema no es el peso, el problema son otras cosas. Y estamos trabajando estas otras cosas.
Motivo 4. Si tuvieras una herida en la rodilla no dirías: Ya cuando tenga la herida curada, el mes que viene, mantengo reposo y me la desinfecto con alcohol. Si hicieras eso, no se curaría. Empeoraría. Es tan absurdo como ya cuando esté perfecta me quiero. El amor lo necesitas ahora, no luego.
Motivo 5. Cuando tú amiga está pasando por un mal momento, no la dejas en la estacada y le dices: Y a mí que me cuentas, ya cuando estés bien me llamas y nos divertimos. Le dices: venga hacemos una videollamada ahora mismo lloramos juntas hasta cansarnos y luego recordamos viejos tiempos y reímos juntas hasta cansarnos. Lo que te estás diciendo a ti misma con quiero adelgazar para quererme es ¡Y a mí que me cuentas! Yo no querría una amiga como esa. Quiero una que me apoye en los malos momentos y no me deje tirada.
Motivo 6.Es fácil que te quieran con un vestidazo, unos taconazos y en una primera cita. Y mostrando solo de ti lo bueno. Pero no es fácil encontrar a alguien que esté dispuesto a amarte incondicionalmente. Al que le gusten tus luces y tus sombras. El que te quiera tal como eres y sin querer cambiar nada de ti. Lo primero de mostrar solo lo bueno de las primeras citas es insostenible. ¿Crees que una relación para toda la vida como la que tendrás contigo misma puede sostenerse mostrando y aceptando solo tu mejor cara como si de una primera cita se tratase? Pues no. Pues justo eso significa decir quiero adelgazar para quererme. Es negar una parte de ti, quedarte contigo solo en la primera cita. Y estarás contigo toda tu vida. A pesar de todo te querré siempre con locura. Eso es lo queremos, ¿no?. Pues eso es lo que tienes que darte tu primero.
Motivo 7. Si eres madre, piensa por unos momentos cómo es el amor que procesas a tu hijo. De una locura infinita. Cuando están malitos los mimas, los cuidas y les das mucho amor hasta que se curan. Y luego cuando están buenos, se los sigues dando. No dices ya cuando sea el hijo perfecto lo quiero. Lo quieres con locura aunque lleve una semana sin dejarte dormir por la noche porque se despierta malito con fiebre. Lo mismo con tu autoestima, cuando la tienes dañada es cuando más cuidados necesitas. No luego. Bueno, luego también. Comer sano para tu cuerpo y tu mente puede ser uno de estos cuidados, pero no desde me restrinjo y desde la condición de si adelgazo entonces me quiero; sino desde me quiero y valoro con todos mis defectos y virtudes, por eso como alimentos que hacen bien a mi cuerpo y me doy caprichos que hacen bien a mi mente. Es un cambio de perspectiva que marca la diferencia. Es un detalle sutil que marca la diferencia.
Motivo 8.Te mereces un amor incondicional, no un amor de conveniencia. Un amor de conveniencia es cuando adelgace me querré. Este amor pone requisitos. Y a la mierda todo si no se cumple. Voy a comer bien pero a cambio tu tienes que adelgazar. Es el requisito que le pongo a mi cuerpo, que me pongo a mí. Y a la mierda todo si no se cumple. Un amor incondicional es cuando pese a todo, sea lo que sea, me querré. Porque sí. No hay más razones aquí. El amor propio no es negociable. Ni contigo. Ni con nadie. Ni con la sociedad. Un amor incondicional es aunque crea que físicamente esté en mi peor momento me quiero, me valoro y me respeto porque soy mucho más que eso.
La única manera de tener una autoestima sólida es no abandonarse a una misma en los momentos malos. Porque vendrán momentos malos. Y tendrás que sostenerte. Y en lugar de comernos a dulces esos momentos malos, tenemos que abrazarnos. Y después del abrazo sin necesidad me comeré el dulce por libertad. Y en lugar de castigarnos a yogurt desnatado y edulcorado para pesar menos y querernos, nos cuidaremos a yogurt entero con almendras ya queriéndonos.
Para empezar a quererte lo primero es no decirte quiero adelgazar para quererme. Porque te lo vas a creer. Y también te creerás que cuanto adelgaces vas a quererte. Pero no. Lo segundo para empezar a quererte es empezar a hacer acciones que lo demuestren con un diálogo que lo demuestre. Comer sano para adelgazar porque no te quieres es comer desde el odio. Comer sano para cuidar tu cuerpo y tu mente sin exigirles nada a cambio es comer desde el amor. Y en comer sano también incluyo caprichos, antojos o comer emocional de tarta siete chocolates o de pan con salchichón. Y la mente se relaja. Y el cuerpo te dará. Te lo agradecerá. Y la mente te dará. Te lo agradecerá.
Así que cierra los ojos y cásate contigo misma: Prometo serme fiel, amarme, cuidarme y respetarme, en lo bueno y en lo malo, en la foto buena y en la foto mala, en pijama sin peinara y en vestido con rímel, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida.
Y después de todo esto, quiero que te quedes con algo. Dicen que una imagen vale más que mil palabras y el autorretrato que he elegido como imagen para este artículo lo dice todo. Para que lo recuerdes siempre. Abrazarse a una misma en el frío invierno. Con lluvia. Con viento. En soledad. Bien enraizada y permaneciendo en el centro sabiendo que la primavera llegará.
No te abandones cuando más lo necesitas.
Te recuerdo que puedes escribirme a: quieroseringenierademivida.com para que trabajemos juntas tu autoestima y que dejes atrás para siempre el quiero adelgazar para quererme más.
Hace unos días, Miriam me dijo: En aquel momento de mi vida, estaba sobreviviendo. No viviendo. Sobreviví por los bollos suizos. Gracias a ellospude soportar el dolor.
Y hay que honrar eso.
Porque reconocer es de valiente.
Porque sobrevivir, también, es ser ingeniera de tu vida.
Y es que,
Realmente habrá momentos en los que nos encontremos inmersos en situaciones incuestionablemente duras. O que para otros no sean duras y para nosotros sí. Y simplemente podremos sobrevivir. Como sea. Miriam lo hizo con bollos suizos. Pudo haber sido otra cosa. Pero fue esa.
Porque quería sentirse en lugar seguro. Y desde bebés inconscientemente asociamos sabores, texturas y acto de comer con seguridad. Mamamos leche dulce y grasosita en unos brazos seguros y calentitos. Y el inconsciente nunca lo olvida.
Porque el dolor emocional parece insoportable.
Porque el dolor emocional aturde por momentos y ningún argumento lógico vale.
Pero esa hipnosis pasa.
Y el dolor sigue ahí.
Es entonces cuando puedes atenderte.
Y tienes que atenderte.
Nadie ni nada lo hará mejor que tú.
Porque tu dolor es tuyo.
Y solo tuyo.
Lo primero,
es abrir la posibilidad de comer bollos suizos como medio de supervivencia emocional.
Parece contradictorio si lo que queremos es dejar de hacerlo.
Pero he dicho lo que he dicho.
Y repito.
Lo primero, es abrir la posibilidad de comer bollos suizos como medio de supervivencia emocional.
Y notarlo sin moralidad.
Notarlo como una posibilidad.
Que fue.
Que es.
Que será.
O que no fue.
Que no es.
Ni será.
No pasa nada.
Los bollos suizos solo son bollos suizos. Si los moralizamos, los demonizamos o los angelizamos. Si te prohíbes la manzana roja del jardín te comes la manzana roja del jardín y serás presa del deseo comiendo bollos suizos. Si das tu poder de salvación a los ángeles de la guarda solo ellos podrán salvarte, no tú, y serás presa del victimismo comiendo bollos suizos. Sin embargo, si solo es una posibilidad. Se dará. O no. Y podrá quedarse ahí sin más. Lo hagas o no. Y podrás naturalizar comer bollos suizos. O no. Decirles sí, no significa tener que decirles sí siempre. Decirles no, no significa decirles no siempre. Y eso, tranquiliza.
Lo segundo,
es abrir la posibilidad a sentir el dolor emocional. Y a desencriptarlo.
El dolor emocional es parte indisoluble de los seres humanos. Tanto, que somos humanos porque sentimos dolor. A la pared no le duelen los coscorrones que tú te das contra ella.
Querer evitar el dolor emocional es luchar contra algo que es simplemente inevitable.
Es como querer evitar que anochezca cada día.
Hay noche.
Hay día.
Y luna en la noche.
Noche pero luna.
Hay dolor.
Hay placer.
Y cierta satisfacción al sostener ese dolor.
Dolor pero cierta satisfacción al sostenerlo.
Otra cosa no, pero el dolor, se hace notar. Nunca pasa desapercibido. Eso es porque es importante.
Así que, podrías acogerlo en tu casa. Le sirves el café portugués que tienes reservado para una ocasión especial. En su taza favorita. En el mantel de raso blanco. Y le dices: Bienvenido, qué puedo hacer por ti. Cómo te hiciste eso. Fue un pensamiento. Qué pensamiento. Cómo es de cierto. Fue que estás enfadada contigo misma. Qué te molesta. Fue que paso algo fuera de tu control y no sabes cómo adaptarte. Fue que niegas algo que es. Fue que pensamientos que tenías antes ya no te funcionan. Fue que no se cumplió una expectativa. Cómo de real era esa expectativa. Qué es concretamente lo que te inquieta y en qué situación concreta. Qué te fatiga y no te deja respirar. Qué te da miedo. Será obvio. O no tan obvio. Lo habláis tranquilamente. Le das unos puntitos en la pedazo de raja que tiene en el dedo corazón. Y luego, lo despides amablemente: Hasta la próxima, fiel amigo, nunca me fallas cuando te necesito. Y a veces se queda como invitado en casa. Y solo puedes hacerle la cama.
Y te olvidas. O convives.
Como no te olvidas, ni convives, es viéndote cada día el dedo desangrarse en la puerta de casa. Si, te habituarías. Podrías ponerte una venda en los ojos para no verte. Pero estaría ahí. Escucharías los gritos de socorro. Siempre. Hasta que un día. Lo invites a tomar café.
Ahora ya sabes que hay otra manera.
Otra manera distinta a la de comer bollos suizos. Que la de comer bollos suizos es totalmente lícita. A veces, inevitable. Pero comer bollos suizos, no es más que vendarte los ojos antes de entrar en casa cada día. Pero quedarán los gritos.
Ahora ya sabes que hay otra manera.
Sentir ese dolor.
Normalizar ese dolor.
Despedir ese dolor.
Desencriptar ese dolor.
Qué quiere.
Qué quieres.
Final:
Si en algún momento los bollos suizos te hicieron sobrevivir, dale las gracias. Gracias. Si no, tanto si los odias a muerte como si los amas a vida, quedarás presa de ellos. Quedarás presa de ti cediendo el poder a ellos. Asume tu dolor y podrás quedar libre de ti y de ellos, incluso con ellos. Tanto con ellos como sin ellos. Y Resiliencia.
En esta sección del blog de lidiar con el dolor, voy a dedicarles este espacio a todas esas personas que están pasando por un proceso de cáncer en el que su alimentación se está viendo afectada. Igualmente si eres un familiar o amigo de una persona que esté pasando por eso, este artículo es para ti. Para que puedas hacerle llegar esta información de alguna manera. Aunque al leerlo el tiempo verbal esté dirigido a la persona afectada.
Comer, que normalmente es un placer, se puede convertir en un infierno debido a los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos. Y es fundamental que mantengas un buen estado nutricional que posibilite hacer frente a ese tratamiento. Así que, ojalá, con estas sugerencias puedas afrontarlo desde un lugar intermedio, mucho más agradable y que bajo ningún concepto dejes de nutrirte.
Empiezo:
AMBIENTE EN LA MESA
Que la mesa sea un lugar tranquilo en un ambiente acogedor. He querido escribirte esto al inicio de manera intencionada. Estas cosas no se cuentan o se dicen al final. Quizás, de primeras puede parecerte una tontería, pero lo digo por:
Si el acto de comer te desagrada en sí, que no lo haga también el ambiente. Ya que debido a esto podría ser más probable que descuidaras la alimentación o no tuvieses ganas si quiera de sentarte a la mesa.
A veces se utiliza el chantaje emocional con la comida y eso es un juego en el que no se debe entrar. Porque siempre en ese juego pierden todas las partes. Empatía, respeto y asertividad no pueden olvidarse. Porque la mesa no solo es la mesa. Son las palabras que se dicen en la mesa. Cómo se dicen. Cómo te hacen sentir. Entiendo que es queriendo hacer el bien, pero son muy negativos este tipo de comentarios: si no comes me haces daño a mí también, si no comes no te quiero, hazlo por mí. Y se empiezan a mover la culpa, el arrepentimiento, el coraje. Comunica serenamente que no aceptas ese juego, que entiendes la preocupación pero que no te ayuda.
La obligación incita a lo contrario. Si te dicen que tienes que comer esto o lo otro, eso solo hará que no quieras hacerlo para recuperar tu libertad. Aunque sea inconsciente.
Premiarte o que te premien con comer unas natillas después del puré de verduras significa en tu inconsciente que el puré de verduras es un castigo. Y no tiene que serlo. Las natillas son natillas y el puré de verduras puré de verduras. Ninguno es premio y ninguno castigo.
Comiendo se contagian las emociones por el lenguaje no verbal. Si comes con gente que tiene prisas o que come de manera voraz y con ansiedad te trasmitirán eso. Igual que si comes con personas que están calmadas podrías calmarte. Hablar de temas tranquilos; los desacuerdos pueden esperar para otro momento. Elegir comer de manera individual también puede ser una opción.
Una música de fondo que te guste en lugar de las noticias con malas noticias, también es cuidarte y cuidar el ambiente en la mesa.
Y un nuevo mantel con unas copas nuevas para el agua, también es cuidar el ambiente en la mesa. Estos detalles pueden hacer que no compares este periodo de alimentación con el de antes. Es algo diferente. No comparar ayuda a aceptar la situación.
PERDIDA DE APETITO
En este apartado me gustaría desmontarte dos esquemas que tenemos muy arraigados. Uno es: Hay que comer a sus horas. Otro es: Hay que comer lo que debes (cuando posiblemente ese debes está basado en mitos). Así que tienes que tener presente la flexibilidad. Da igual la hora. Cuando tengas ganas. Y pregúntate que te gustaría comer en ese momento o cuál es tu comida favorita. Consiéntete. Pero come.
Algo importante, es aumentar la densidad nutritiva de los platos, es decir que en poco volumen tengamos gran cantidad de nutrientes. Y que sean de calidad. Por ejemplo que en una crema podamos añadir queso, frutos secos o aceite de oliva. En un batido de frutas podamos añadir dátiles. O utilizar rebozados con frutos secos molidos y huevo.
Algunos ejemplos: CREMA DE CALABACÍN, PERA Y QUESO PARMESANO. BERENJENAS REBOZADAS CON UN TOQUE DE MERMELADA.
ÚLCERAS EN LA BOCA
Las cremas de verduras y batidos de frutas pueden ser un aliado porque al batirlas reducen muchísimo su volumen y además evitarás los roces. Aunque quizás no te guste su textura o pensar en ellas por asociaciones negativas, puede que con una batidora más potente te encante la textura de la crema y puede que innovando diferentes cremas te resulte apetecible. Una opción para que no te duela es utilizar pajita y que la comida esté a temperatura ambiente. Además de esto, que tengas una buena higiene bucal antes y después del tratamiento evitará infecciones y mayores complicaciones.
Algunos ejemplos: CREMA DE CALABAZA ADEREZADA CON ACEITE DE OLIVA. BATIDO DE YOGURT CON ANACARDOS.
BOCA SECA Y DIFICULTAD PARA TRAGAR
En el caso que se irradien las glándulas salivales, disminuye la producción de saliva y estará presente este inconveniente. Que bebas agua durante las comidas y que las preparaciones sean jugosas y caldosas te ayudará mucho. Mascar chicle o trozos de fruta puede ayudarte a producir saliva. Y derretir trozos de hielo en la boca durante el día puede aliviarte. También puedes congelar en cubiteras otros líquidos como yogurt, batidos de frutas o zumos; sí, los típicos polos del verano.
Algunos ejemplos: SOPA DE ARROZ TEMPLADA EN CALDO DE PRIMAVERA DE VERDURAS. GUISO TEMPLADO CALDOSO DE GARBANZOS. ALBÓNDIGAS JUGOSAS. COMPOTA DE PERA.
ALTERACIONES DEL GUSTO Y DEL OLFATO.
Con el tratamiento de quimioterapia, se dañan las papilas gustativas. Disminuye el sabor y aumenta el gusto metálico y amargo. Si te pasa sobre todo con carnes y pescado puedes optar por otros alimentos también muy nutritivos como el queso, el huevo o las legumbres. Y utilizar salsas o toques dulces en los platos. Aunque si notas que te desagradan los sabores dulces descarta estos toques. Es probar lo que te funcione a ti.
Es importante, en el momento de la comida, intentar centrar tu atención en otros sentidos que no sean el gusto. Por ejemplo los colores, la temperatura, las texturas. Y en otros detalles: la presentación de los platos, el mantel, las copas para el agua.
Otra estrategia es utilizar alimentos neutros como cuscús, patata, arroz, garbanzos, calabacín, aguacate o queso suaves. Y que los cubiertos no sean de metal.
Algunos ejemplos: SALMOREJO ANDALUZ. ENSALADA DE CUSCÚS Y AGUACATE. HAMBURGUESAS DE CALABACÍN Y GARBANZOS. NATILLAS. FLAN. FRUTAS ASADAS AL HORNO Y DEJADAS ATEMPERAR. TOSTA DE PAN BLANDO CON QUESO DE UNTAR Y AGUACATE. TOSTA DE PAN BLANDO CON QUESOBURGOS Y MERMELADA DE MELOCOTÓN.
NÁUSEAS Y VÓMITOS
Evitar cocinar. Si te pueden cocinar sería estupendo. Evitar olores que te desagraden. Evitar comer alimentos que nos gustan mucho y que sean interesantes nutricionalmente para evitar asociarlos y rechazarlos posteriormente. Deja tus preferidos para otro momento. Esto es muy importante para no cogerles odio. Esperar. Después, líquidos. Después ¿Qué te apetece?
Algunos ejemplos: TORTILLA FRANCESA CON QUESO. ARROZ CON LECHE.
DIARREA
Esperar. Después líquidos, que no leche. Después sólidos poco a poco. Evitar edulcorantes. Si es muy frecuente y continua seguro que tu médico valorará otras posibles opciones de alimentación.
Algunos ejemplos de fácil digestión: MANZANA COCIDA. PATATA ASADA. TORTILLA FRANCESA. YOGURT.
ESTREÑIMIENTO
La motilidad de intestino puede verse afectada por diferentes motivos en el proceso de cáncer y esto suele dar bastante guerra. Quizás tu rutina cambie, la mente se estrese, alguna medicación nueva puede influirte. Así que hay que intentar que de la menor guerra posible, para ello te dejo algunas ideas que ojalá puedan aportarte.
En este momento, es muy valioso cuidar el intestino. Seguro que te suena la palabra probióticos que no son más que bacterias beneficiosas para tu intestino. Las puedes encontrar en el yogurt. O la palabra prebióticos que no son más el alimento de esas bacterias beneficiosas. Los puedes encontrar en la manzana o la patata si las cueces y las dejas enfriar. Las frutas, las verduras, los frutos secos y las legumbres son generalmente buena comida para tus bacterias. Aunque abusar puede ser contraproducente.
Otra cosa que quizás pueda funcionarte es los contrastes de temperaturas bebiendo agua. Beber agua más bien fresquita y luego agua más bien calentita. Así invitarías a tu intestino a moverse.
El aceite de oliva crudo en diferentes preparaciones puede ser un lubricante que además nos aportaría vitaminas y antioxidantes.
Algunos ejemplos: IMAGINA UN SALMOREJO O UNA CREMA DE CALABAZA CON UN CHORRO DE ACEITE POR ENCIMA COMO TOQUE FINAL.
INTOLERANCIA A LA LACTOSA.
La lactosa es un azúcar que se encuentra en la leche. Para digerirla, contamos en nuestro intestino con una proteína que se llama lactasa; según la cantidad de lactasa que tengamos toleraremos mejor o peor la lactosa y la leche porque podremos digerirla o no.
El ser humano es el único mamífero que sigue consumiendo leche durante toda su vida, pero realmente nuestro organismo está preparado evolutivamente para hacerlo solo durante el periodo de lactancia. Por eso, poco a poco vamos perdiendo la capacidad de digerir la leche con la edad y la intolerancia a la lactosa es tan frecuente. Pero, la tolerancia depende mucho de la persona y algunas la toleran durante todo su vida sin problemas.
La radioterapia abdominal y algunos fármacos utilizados en quimioterapia pueden incrementar de forma aguda esta intolerancia a la lactosa.
La leche sin lactosa no es más que una leche que nos da el trabajo hecho. Ya tiene cortadita la lactosa en trozos pequeños para que no tengamos que digerirla nosotros. Por eso te sentará bien. Da igual que no tengamos lactasa. Además, el tomar leche es cultural. Solo es una opción. Podríamos vivir sin leche. Estar bien nutridos sin leche. Las leche vegetales también podrían ser una opción.
En cuanto al queso y al yogurt, probablemente puedas tomarlas debido al proceso que ha sufrido la leche su contenido en lactosa es pequeño. Pero depende de tu tolerancia.
Incluso hay muchos procesados que contienen, insospechablemente, lactosa en su composición y si es una intolerancia muy acusada podrían sentarte mal (por ejemplo en un salchichón, que no es un alimento nada recomendable tampoco por otros motivos).
Algunos ejemplos: LECHE DE ALMENDRA CON CACAO PURO PARA DESAYUNAR.
AUMENTO DEL APETITO.
Es muy común la ansiedad por la comida y el aumento del apetito en mujeres con terapias hormonales orales que se prolongan en el tiempo debido al cáncer de mama. Justo lo estoy trabajando en consulta con una super mujer a la que desde aquí le hago un guiño.
Hay dos tipos de claves para superar este inconveniente:
CLAVES EMOCIONALES: La comida es un recurso que todos hemos utilizado en algún momento como refugio para sobrellevar la incertidumbre, la ansiedad, la rabia, la tristeza. Vamos, para lidiar con las penas. Pero es un placer fugaz y no nos soluciona la papeleta, incluso la agrava ya que suelen ser alimentos nada beneficiosos para la salud y luego nos sentimos culpables por actuar contra ese valor tan valioso para nosotros: la salud. No te machaques por ello, es de las primeras cosas que se nos ocurren si no sabemos otras, pero hay que aprender otras para desplazar esta sin prohibirla. Para aprender a gestionar estas emociones asociadas al proceso de cáncer, tienes a tu disposición a las psicooncólogas de Aecc. Te invito a contactar con ellas. También, te propongo experimentar estas 4 maneras de expresar las emociones para que no acaben derivando en comer emocional.
CLAVES NUTRICIONALES: Lo más importante aquí es realizar la compra con la mente fría. Llenar nuestra cocina con alimentos naturales y mantenerla vacía de productos alimenticios procesados, para ponérnoslo fácil. Puedes leer aquí 29 ideas para hacer de tu cocina un templo de salud e Inteligencia nutricional y por qué apuesto por ella. Si no tenemos algo, cuando estemos en casa en un momento más emocional, casi ni pensaremos en ello porque no es una posibilidad real. Tener a mano lo que queramos comer y a tras mano lo que no nos interese comer.
Si te apetece algo dulce, por ejemplo por la tarde para la merienda, puedes calmar ese apetito optando por un alimento dulce como son los dátiles naturales; te aportarán fibra, vitaminas, minerales y podrían satisfacer tu necesidad con solo un par. Sin embargo, si optas por un producto como una chocolatina parecerá que comas lo que comas siempre quieres más y más; esto es por el poder adictivo del azúcar que es uno de sus ingredientes principales. Otra cosa es el chocolate puro, pero cuidado con los engaños del etiquetado de los chocolates. Igualmente, tampoco sería adecuado optar por unas galletas 0% azúcares ya que tendrían gran cantidad de edulcorantes y seguirían incitándote a comer; además de esto estos edulcorantes no son beneficiosos para tu flora intestinal, ni por su íntima relación, para tu sistema inmunitario. Y por si fuera poco lo más probable es que aunque sea sin azúcar y con edulcorantes llevará gran cantidad de grasas poco saludable.
HIGIENE
Extremar las precauciones de higiene porque el sistema inmunitario se encuentra más débil de lo normal. Cocinar muy bien los alimentos. Lavar muy bien las frutas y verduras. Que los lácteos estén pasteurizados.
SUPLEMENTOS
Los suplementos siempre bajo prescripción médica. Los batidos de proteína y proteína en polvo son una opción pero debes hablarlo también con tu médico y nutricionista. Cuando no hay posibilidad de nada de esto, existe la nutrición enteral y parenteral. Podrás nutrirte.
LIBRO Y GUÍAS
Me parece adecuado citar aquí: Dieta y cáncer. De Julio Basulto y Juanjo Cáceres. Existe una guía de alimentación y cáncer de la aecc (Si no la encuentras, puedo facilitártela)
Decirte que puedes consultarme cualquier duda en los comentarios, justo aquí abajo en el blog. Y estaré encantada de atenderte.
(Lo de la hoja de naranjo es solo por la foto de la portada del artículo, que son las hojas del naranjo de mi abuela).
“No es que me apeteciera. Era que tenía que comer si o si con urgencia. Lo necesitaba. En ese momento no quería pensar, ni sentir, ni nada. Solo hacerlo. Fueron pipas pero podía haber sido cualquier cosa.” Cuando estoy bien el pensamiento que se me cruza no tiene tanta fuerza. Y no me dejo llevar por él, pero cuando estoy mal tiene tanta fuerza que es irresistible”.
“Mi problema es después de cenar. De toda la vida. No soy capaz de dormir porque tengo hambre. No soy capaz de resistirme. Puedo estar sin comer todo el día, pero por la noche se desata la bestia. Si hay chocolate como chocolate, pero si no tiro de lo que sea. Si me acuesto sin comer tengo que levantarme”.
“El hambre se desata cuando empiezo a comer en la cena. Si no como nada me da igual. Como empiece, no paro hasta que ya no puedo más. Y antes de dormirme tengo que volver a comer, pero no lo disfruto, al contrario”.
“Por el día puedo comer como una persona normal. O hacer dieta. Pero por la noche tengo una ansiedad que no me sacio con nada. Me da igual lo que sea pero tengo que comer. Lo que haya por medio”. Y lo como tan deprisa que ni me entero”.
Pues no te pasa solo a ti. Son testimonios reales de las personas a las que acompaño.
Lo necesito.
Me dicen.
Se dicen.
Dicen.
Lo necesito es una justificación.
Justificarse es encontrar una razón para que algo no parezca condenable o reprochable.
No tienes que justificarte.
No hay nada que reprochar.
No tienes que justificarte si comes por la noche.
Ni ante mí.
Ni ante ti.
Ni ante nadie.
Justificarte es la condena en sí misma.
Comprenderte es la libertad en sí misma.
Estar en condena es lo contrario a estar en libertad.
Y yo quiero que seas libre.
Que seas ingeniera de tu vida.
Por eso te escribo.
Lee todo y verás.
Necesito cualquier cosa es desesperación. Es supervivencia emocional de algo que me desborda sentir o vivir.
Necesito justo eso es no soporto la prohibición. Es antojo de lo que me niego estoy harta de negarme.
Los límites entre ambos necesito pueden ser difusos porque cualquier cosa no suele ser cualquier cosa, suele ser justo eso. Además el chocolate puede ser usado como medio de supervivencia emocional y al mismo tiempo ser antojo. O ser en un momento medio de supervivencia emocional y en otro momento ser antojo.
Puedes sentir que lo haces desde un lugar o desde el otro, da igual, pero en ambos precede el necesito. Por eso no haré distinción entre ambas a la hora de darte los tips de qué hacer.
Qué hacer:
OPCIÓN A:
Puedes preguntarte:Si pudieras, o mejor dicho, te permitieras comer ese pastel de hojaldre relleno de miel cualquier día y en cualquier momento, sentirías la necesidad o las ganas de hacerlo en este momento justo antes de acostarte? Probablemente, no. Es como lo de compra ahora este body rojo tan bonito que te encanta ahora al 90% de descuento de su precio original, la oferta caduca mañana por la mañana. Lo compras seguro. Pero si tienes la posibilidad de hacerlo en cualquier otro momento y cualquier otro día se te olvida. No te urge. No se acaba el mundo. Pues es exactamente el mismo proceso psicológico. Si juegas a esta noche la última vez a partir de mañana jamás, te lo comes seguro.
OPCIÓN B:
Puedes desplegar un plan que hayas planeado con anterioridad. Planifica opciones que te interesen porque si no comerás cualquier cosa. Y por qué digo con anterioridad: porque la noche nos confunde. A esas horas ya no pensamos con claridad, o con tanta claridad. Nuestra parte racional, la corteza cerebral ya está fatigada de funcionar todo el día y es mucho más fácil dejarse llevar por las emociones, por esa otra parte de nuestro cerebro más primitivo y potente que funciona siempre y a todas horas. Otra explicación es que cuando esta parte emocional está muy activa, por algo que nos ha sucedido en el día o está sucediendo en esta época, hace que la corteza que más racional no funcione. La desactiva. También puede ser porque hayas ido acumulando emociones sin expresar durante el día hasta que por la noche rebosa el vaso. Por todo esto, no esperes tomar decisiones racionales en ese momento. Así que, es muy inteligente anticiparte a esto y ponértelo fácil. Planifica tener y ten a mano albaricoques secos o ciruelas pasas y ten en una cajita de cartón cuatro por si tienes que desplegar el plan. Y cómete las cuatro. Planifica tener y ten a mano chocolate puro y ten en una cajita de cartón dos onzas por si tienes que desplegar el plan. Y cómete las dos. Te digo ten un número concreto en una cajita para que tengas claro que justo ese es tu plan. Te digo cómete todas las unidades completas del plan para que no entres en la lucha de solo una; son todas las del plan. Y no te autoengañes teniendo galletas príncipe de chocolate para los niños o las visitas en casa. No dejes lugar a la improvisación para decidir qué hacer en ese justo momento porque no decidirás.
OPCIÓN C:
Puedes expresar tus emociones. Cómo digo, a esas horas de la noche, tenemos las emociones más a flor de piel. Cómo que es la parte más emocional de nosotros la que domina nuestro comportamiento y es por ello es un buen momento para expresarlas. Aquí te dejo 4 maneras de expresar las emociones para que no acaben derivando en comer emocional.
OPCIÓN D:
Puedes tener opciones. Inteligentes opciones.
Por ejemplo chocolate 99% cacao. Amarga, sí por supuesto. Es un gustazo cuando lo sabes apreciar. Con un trozo sentirás que es suficiente. No tiene azúcar y no incita a seguir y seguir. El azúcar no te deja por la adicción física que provoca.
Por ejemplo leche caliente con cacao puro. Calma. Porque asociamos lo caliente, la leche y el cacao a calma y placer. Es una asociación aprendida e imposible de desaprender. Y por la noche muchas veces necesitamos calma y placer y recurrimos a un alimento que nos la brinde.
Por ejemplo pipas de girasol. Naturales, sin sal. En un bol con yogurt entero y también natural. Sí, sin azúcar. Sí, es ácido. Es un gustazo cuando lo sabes apreciar. Ábrete a la experiencia de la vida sin azucarar. Porque existe vida más allá. Sabores más allá. Ni mejores ni peores. Otros. Porque el azúcar te hipnotiza. Te hace perder la percepción real. Te hace perder tu libertad.
La disponibilidad de algo por lo que nos morimos de placer pero que racionalmente no queremos comer nos machaca el inconsciente y el consciente hasta que nos comemos la manzana del edén. Lo quiero. Lo quiero. Lo quiero. No debo. Lo quiero gana por tres. Si no hay posibilidad real tu cabeza estará en paz. Solo es necesario comprar inteligentemente y que tu cocina te acompañe. Aquí te dejo 29 ideas para que tu cocina sea un templo de salud digno de una diosa como tú.
No es no tener galletas oreo en casa porque las tengas prohibidas. Es no tener galletas oreo en casa porque quieres tenerlas delante cuando puedas pensar. Porque si las comes en ese momento, realmente no estarás decidiendo tú. Que les digas sí desde la libertad y las disfrutes. Que les digas no desde la libertad y disfrutes tu decisión. No que les digas sí desde la ansiedad y las sufras. No que les digas no desde la ansiedad y sufras tu decisión.
OPCIÓN E:
Puedes permitirte. Y tú ahora quizás me digas: me da miedo permitirme porque me da miedo tener que permitirme siempre. Y parece paradójico pero permitirte es lo que tendrá el resultado que quieres conseguir con no permitirte. Que no lo comas. O que comas tranquilamente y disfrutándolo tan solo un poco.
Si tienes antojo de chocolate. Cómelo. Porque comerás una manzana para intentar sortearlo. Porque después comerás una cerezas para seguir intentando sortearlo. Y porque después comerás piñones para intentar sortearlo. Y al final agotada y frustrada por no resistir la tentación de tu antojo comerás chocolate. Podías haber comido tranquilamente una tira de chocolate por el mero placer de hacerlo y disfrutándolo porque por qué no. Y terminaste comiendo media tableta ansiosamente más la manzana, las cerezas y los piñones.
Mi experiencia y la de las personas que acompaño es que cuando se permiten comer algo y acostarse; o despertarse y comer algo, no sienten la necesidad de hacerlo. Y en lugar de arrasar con todo lo que hay con ansiedad, se relajan y se olvidan de ello.
Una explicación a esto es el fenómeno psicológico de la reactancia. Esto es la típica atracción de hacer lo contrario a lo que nos dicen para sentir que tenemos libertad. También lo contrario a lo que nos decimos nosotras mismas a través de nuestro superyó. No lo comas. Lo comes.
OPCIÓN F:
Puedes plantearte si es simplemente porque llevas horas sin comer nada y te suenan las tripas. Quizás cenaste a las 20 y las 2 sea un hambre real. Si este es el caso no sentirás descontrol, ni ansiedad. Y con un par de nueces podrás saciar tu estómago. Aun así sería hábito. Y puedes acostumbrar a tu cuerpo a estar descansando durante la noche. No de dormir sino a descansar de comer. Tu cuerpo te agradecerá el descanso. La cronobiología es una ciencia que nos indica los beneficios de seguir los ciclos de luz y oscuridad. Dormir de noche. Comer de día. Estamos diseñados para dormir de noche y para comer de día. Así te aseguras estar en consonancia con la naturaleza y con tu naturaleza hormonal. Con la melatonina. Con la insulina. Pero esto es en caso que de que sea hambre real o caso de comer todas las noches por hábito o costumbre. No olvides todas las demás opciones que son imprescindibles para equilibrar tu mente.
“La historiano es una narración única, sino miles de narraciones alternativas. Siempre decidimos contar una, también decidimos silenciar otras”.
He querido comenzarte este artículo con una frase que he leído en mi primer libro del año. Homo Deus, de Yuval Noah Harari. Y he querido que sea la misma con la que voy a terminártelo.
Lo hago, porque a veces sufro con las historias que me cuento.
Lo hago, porque acompaño a personas que a veces sufren con las historias que se cuentan.
Pero, ¿por qué permitirte sufrir creyendo una de ellas, cuándo hay miles de alternativas posibles?
Podría, por ejemplo, hablarte de Lola. Lola sufría porque pensaba que no era capaz y solo dejaba entrar en su cerebro información para confirmarlo. Confirmar que no era capaz. Porque otra cosa no, pero nos gusta tener la razón. Y muchas veces no tenemos razón. Porque hay muchas razones que no vemos. Que nos da vértigo ver. Porque estamos acomodadas a nuestro cojín de higos chombos sin pelar. Aunque nos estemos pinchando el culo. Porque a fin de cuentas es cojín. Y lo mejor de todo era que ese pensar que no era capaz no era suyo pero lo acabo haciendo suyo, de escucharlo una y otra vez. De aquella boca. Eso ni lo intentes. Eso es imposible para ti. Has fracasado un millón de veces. Eres incapaz. Un mal trato psicológico durante años propio y ajeno. Haciendo tus límites los límites de otro en lugar de buscar los tuyos. Pero lo peor de todo, es que eso traspasa la frontera de los ámbitos. Y Lola, no podía comer ensalada de frambuesas, nueces y queso mascarponeporque eso era de dieta y ella no era capaz de hacer dieta. Y lo de que comer ensalada de frambuesas, nueces y queso mascarpone era de dieta es otra historia. Nunca mejor dicho. Así que el problema no es una supuesta gordura por una supuesta falta de voluntad. Detrás hay una historia. Una historia de terror.
Si tu historia duele demasiado, anota estos pasos:
1. Sácatela de la cabeza. Escribe las palabras exactas de la historia que te cuentas. Aunque sea, en una servilleta.
NO SOY CAPAZ DE NADA.
2. Date la posibilidad de una nueva historia. ¿Es totalmente cierto? Subrayo lo de totalmente. ¿Qué es exactamente lo que no la hace cierta?
NO ES CIERTO. FUI CAPAZ DE SACAR ADELANTE A MI HIJO.
3. Móntate otra historia con las repuestas. Escríbela.
HE SIDO CAPAZ DE SACAR ADELANTE A MI HIJO. PUEDO SER CAPAZ DE OTRAS COSAS.
4. Afianza esa nueva historia viviendo ejemplos concretos conscientemente y nota como se experimenta. Sigo mal: Vuelve al punto número 1; Cuéntate otra historia. Estoy ok: Tienes una nueva historia; Quédate en ella.
HOY HE SIDO CAPAZ DE ABRIRME A LA EXPERIENCIA DE CENAR ENSALADA DE FRAMBUESAS CON NUECES Y QUESO MASCARPONE.
NO ME HA GUSTADO. PON A PRUEBA OTRA HISTORIA. QUIZÁS, LA DE QUE ESO ES DE DIETA.
ME HA GUSTADO. FELICIDADES. QUÉDATE. QUÉDATE A DISFRUTAR DE ESA ENSALADA DE FRAMBUESAS CON NUECES Y QUESO MASCARPONE.
Te cuentes la que te cuentes, todas son pura ficción.
Que al menos sea tu puta ficción.
Que lleve tu firma, Lola.
No la de tu inconsciente.
“La historiano es una narración única, sino miles de narraciones alternativas. Siempre decidimos contar una, también decidimos silenciar otras”.
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