Sentir las emociones para no comérselas. Te digo como expresar e interpretar las emociones más comunes por las que comes, para que puedas dejar de hacerlo.

Quién no ha comido alguna vez para calmar sus emociones.
Y estoy de acuerdo con hacerlo.
Pero de acuerdo en hacerlo de manera eficaz e inteligente. Sabiendo que te va a calmar justo eso que comas por alguna asociación positiva que tengas con lo que comas. Y sabiendo que no va a solucionar tus sentimientos. Solo lo hará un poco más llevadero. Pero hay que buscar otra salida. Por ejemplo yo tengo asociaciones positivas con la pera madura y con el arroz con leche infusionada en naranja. Comer justo eso, me calma. No me hace falta atiborrarme.
Por el contrario, si nos acomodamos a comer cualquier cosa (constantemente y en mucha cantidad) para olvidarnos de nuestros malestares y sin aprender a solucionarlos, lo convertiremos en un hábito. En un mal hábito.
Y esto tendrá consecuencias nefastas para tu cuerpo y para tu mente. Para tu cuerpo porque estarás dándole más de lo que necesita y probablemente de peor calidad porque no nos tiramos a los alimentos nutritivos precisamente. Y también para tu mente porque no tendrá la posibilidad de liberar la emoción.
Por ello dos cosas:
1.
PIENSA ALIMENTOS O PREPARACIONES CULINARIAS QUE TE RECONFORTEN DEBIDO A ASOCIACIONES POSIVAS QUE TENGAS CON ELLOS. PUEDEN SER UN RECUSO EN DETERMINADOS MOMENTOS PARA SOBRELLEVAR LO JODIDA QUE ES LA VIDA A VECES O LO JODIDAMENTE MAL QUE LLEVAMOS LA VIDA A VECES.
2.
TE DEJO AQUÍ UNA RECOPILACIÓN DE LAS EMOCIONES MÁS COMUNES POR LAS QUE SE COME.Y COME. Y TE DIGO COMO EXPRESARLAS E INTERPRETARLAS.
Tristeza. Lo típico del helado de litro en el sofá o de la pizza casa tarredellas porque te ha dejado tu novio o has dejado a tu novio. O porque recuerdas el aniversario de algo que todavía no has superado. O porque algo te va mal en la vida y no está en tu mano cambiarlo llegando a la desesperanza. Llora. La tristeza en una emoción que indica recogimiento, que pares, que te dejes mimar, que te mimes.
Enfado. Respira. Hay algo que consideras injusto. Da un paseo. Y solo cuando se te haya pasado, anda a tener una conversación calmada con quién corresponda.
Frustración. Es una mezcla de tristeza y enfado. Golpea un saco de boxeo. O pégate una carrera. Indica que tus expectativas no se han cumplido. Revísalas.
Incertidumbre. Tiene incluido el miedo. Y el desconocimiento. El malestar que genera su presencia disminuye cuando aceptas que pueda pasar lo peor. Lo que más temes. Busca información fiable y evita el sesgo de confirmación al que te empuja el miedo.
Preocupación. Tiene incluido el miedo. Ocúpate de lo que puedas ahora. Y confía en que podrás solucionar cualquier cosa cuando llegue el momento, si es que llega el momento.
Impaciencia. Quieres que llegue el final o la consumación. Aprende a disfrutar de los pequeños detalles del camino.
Aburrimiento. Desmotivación absoluta. Seguro que hay algo. De pequeña siempre me recuerdo aburrida. No me gustaba nada de lo que tenía delante. No me gustaba ver la tele. Pero hay muchas cosas más de lo que tienes delante ahora mismo. No desistas, busca estímulos. Hay algo que está hecho para ti. Con lo que perderías la noción del tiempo.
Procrastinación. Recuerdas cuando tenías que entregar un trabajo en el instituto y lo dejabas para el último día. Te tirabas un mes con la pesadez de tener que hacerlo y la adrenalina del día antes y de no hay más tiempo te permitían estar la noche en vela y entregarlo a tiempo. La pesadez de tener que hacerlo y el hacer otras cosas para evitar hacerlo u olvidar hacerlo hacen comer. Y eso no es comer por aburrimiento, es comer por procrastinación. Olvídate de ciertas cosas que no te gustan y hazlas directamente cuando sean urgentes.
Arrepentimiento. Quizás te has pasado en un momento de ira. Da espacio a la otra persona. Acoge su sentimiento respetando también el tuyo. Discúlpate.
Envidia. Te está indicando cosas que valoras y deseas. Reflexiona para darte cuenta qué es lo que deseas y trabaja por ello.
Celos. Son una mezcla de tristeza y miedo. Refuerza tu autoestima e independencia. Y si alguien se quiere ir, que se vaya.
Cansancio. Prioriza el descanso. Duerme, una ducha caliente. Cierra los ojos. Date un día libre. Reserva un fin de semana sin planes ni compromisos. No hagas lo que debes.
Euforia. Un subidón de alegría. Cuando pasen unas horas o unos días disminuirá su intensidad y volverás a la realidad. Es mejor no actuar en esos momentos. No celebrar demasiado comiendo. Siempre mereces comer, no solo cuando las cosas han ido bien. Busca otro tipo de premios.
No tengas miedo a tus emociones ni a tus sentimientos. Ellos están contigo, no contra ti.
Si necesitas que te ayude a gestionar tus emociones de manera personalizada, escríbeme a quieroser@ingenierademivida.com para reservar tus sesiones online. Estaré encantada de conocerte.
Un abrazo.
Eva.